La contaminación del aire es uno de los principales problemas de salud pública a los que se enfrentan las ciudades de todo el mundo. Zaragoza se ha distinguido tradicionalmente por registrar datos a este respecto muy positivos, gracias entre otros aspectos a la pacificación de gran parte del centro urbano y el hecho de contar con un gran aliado: el cierzo.

Sin embargo, no se puede bajar la guardia: la Universidad de Zaragoza acaba de revelar que ha encontrado presencia de fibras de polietileno, tereftalato, poliamida y poliestireno suspendidas en el aire de la capital aragonesa, algo que no había ocurrido nunca.

El muestreo fue realizado en filtros de fibra de cuarzo desde la azotea de la Facultad de Ciencias, ubicada en el campus de la Plaza San Francisco, durante el invierno y primavera de 2022 y los resultados obtenidos en Zaragoza por el Grupo de Investigación Química y Medio Ambiente, pionero en detectar microplásticos en la Antártida, han sido publicados ahora en la revista científica Talanta.

El grupo de investigación está liderado por Jesús Anzano, catedrático de Química Analítica, que señala: «A pesar de que el cierzo limpia Zaragoza, también permite recibir otros contaminantes que respiramos». Si bien los resultados relativos a aerosoles de origen tanto natural como antropogénico, por ejemplo hollín, plomo o zinc, están dentro de los parámetros legales, la presencia de fibras plásticas es toda una novedad.

«CONSECUENCIAS MUY GRAVES»

«Queremos reflexionar en que existe un gran cúmulo de bolsas de plástico en zonas muy concretas de nuestra ciudad, que posteriormente se convertirán en microplásticos, que respiraremos o que viajarán a largas distancias para contaminar otras zonas», alerta el catedrático, a lo que añade: «Una bolsa de plástico que echamos al aire va a tener consecuencias muy graves para nuestro planeta”.

El estudio científico profundiza en el conocimiento que se tiene sobre la contaminación atmosférica estacional en la ciudad de Zaragoza (especialmente de la composición de los aerosoles), así como de sus posibles fuentes de origen. Además de aumentar la conciencia ciudadana sobre el aire que respiramos, los resultados obtenidos deben ser relevantes para las administraciones a la hora de considerar medidas adicionales en la ciudad destinadas a reducir la contaminación del aire.