Del mismo modo que no es habitual ser turista en la ciudad donde se vive, tampoco es común escoger el entorno más cercano para realizar excursiones en la naturaleza. El Pirineo, la playa o los pueblos, alejados de la urbe, suelen ser los lugares elegidos para este tipo de actividades. Esto hace que el entorno natural de Zaragoza siga siendo desconocido para muchos. A un paso del núcleo urbano surgen más de 20 rutas para desconectar e irse de viaje sin prácticamente salir de la ciudad.

Buena parte de las rutas naturales por Zaragoza están relacionadas con el agua, ya que transcurren por los ríos Ebro, Gállego y Huerva, así como por el Canal Imperial. Y es que los paseos por la orilla del río siempre son agradables. Caminar entre vegetación de ribera, cobijarse bajo la sombra de los árboles que habitan junto al cauce, ver la explosión de color de las flores en primavera y escuchar el piar de los pájaros son sensaciones que se pueden conseguir sin apenas salir de la ciudad.

Para facilitar la tarea y que nadie se pierda, Zaragoza dispone de 22 rutas, señalizadas por el Ayuntamiento y recogidas en el programa Zaragozanda, que busca fomentar la práctica de actividad al aire libre. Una rutina cada vez más necesaria y demandada, especialmente en estos últimos meses, cuando por la pandemia no se ha podido apenas viajar. 

SENDEROS PERIURBANOS 

Todas estas rutas por Zaragoza transcurren por senderos periurbanos de la ciudad y se pueden recorrer tanto caminando o corriendo como en bicicleta. Una buena opción, esta última, si se quiere, por ejemplo, dar la que llaman ‘Vuelta grande a Zaragoza’. Es un recorrido circular de 38 kilómetros que rodea la ciudad siguiendo los cursos de agua del Ebro y el Canal Imperial. Si se hace andando, la caminata puede ser de hasta ocho horas.

Galacho de Juslibol. / A. B. – Turismo Aragón

No asustarse, ya que esta es la opción más larga y exigente de todas. El resto de rutas son más cortas, empezando por la propuesta de menos de 4 kilómetros que va desde Torrero a la Fuente de la Junquera por el canal, pasando por enclaves como el Puente de América y la antigua Harinera La Imperial.

La desembocadura del Gállego, el galacho de Juslibol o La Cartuja, por el Camino Natural del Ebro, son otros de los destinos de este conjunto de rutas en Zaragoza. La media de distancia de estas propuestas es de unos 8 kilómetros, en recorridos lineales que empiezan y terminan en puntos con conexión de transporte urbano. En cualquier caso, todas ellas se pueden hacer circulares, aprovechando las zonas de descanso, con merenderos, fuentes y parques infantiles, para organizar una actividad de día completo.

POR LOS BARRIOS RURALES

Para quienes prefieran alejarse un poco más del asfalto, algunas de las rutas parten o tienen como destino barrios rurales de Zaragoza. Casetas es el punto de partida de la excursión de casi 20 kilómetros que transcurre entre el Ebro y el Jalón, uno de los principales afluentes de la margen derecha. Es circular y la duración es de unas cuatro horas, pasando por zonas de soto a orillas de los ríos y por los núcleos de Torres de Berrellén y Sobradiel.

Los 16 kilómetros que separan Juslibol de Casetas también se pueden recorrer a pie o en bici por un camino amplio y de tierra más o menos firme, dependiendo del tramo. Lo mismo para llegar hasta Monzalbarba y para conocer uno de los humedales de Zaragoza menos famosos: la Balsa de Larralde. Pertenece al término de Garrapinillos, desde cuyo centro urbano surge una ruta de diez kilómetros hasta el citado paraje de gran valor natural.