La exportación de alfalfa deshidratada, un sector en el que Aragón es líder, está viviendo un grave problema derivado de la pandemia: el encarecimiento de los fletes marítimos. La compleja situación logística para las exportaciones e importaciones de la Comunidad quedó de manifiesto esta misma semana en el webinar organizado por Aragón Exterior (AREX) e Ibercaja, con afecciones en empresas de muy distintos ámbitos, como Fersa o BTV.

Volviendo a la alfalfa deshidratada, esta temporada Aragón ha registrado una producción de 816.000 toneladas, de las que se han exportado aproximadamente un 75%, según informan desde la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), con sede en Zaragoza. Se trata de una producción «normal», si bien  las industrias deshidratadoras han tenido que realizar «muchos esfuerzos» este último año para lograr comercializar sus productos en el mercado internacional.

Estas ventas en el extranjero repercuten directamente de forma muy positiva en la economía no sólo de Aragón, sino de toda España, ayudando a equilibrar la balanza comercial, y el desarrollo de las zonas rurales, donde el binomio industria – cultivo genera gran cantidad de empleos, lo que ayuda a frenar la despoblación de estas zonas.

Los forrajes deshidratados españoles se exportaron a un total de 55 países diferentes, cifra récord hasta la fecha. Otro dato que nos indica el gran avance de las industrias en la diversificación de mercados es que 27 países importaron forrajes deshidratados en una cantidad superior a las 1.000 toneladas.

Entre todos los países donde se ha exportado en la campaña 20-21, destaca Emiratos Árabes Unidos, principal destino de los forrajes españoles, con 521.250 toneladas, en su mayoría en formato paca o bala deshidratada. Esta campaña las exportaciones han supuesto el 43 % del total exportado por la industria española.

En segundo lugar se sitúa Arabía Saudí, con 192.202 toneladas. En este caso, las importaciones sauditas fueron en su mayoría en formato pellet (144.264 toneladas), que en su mayor parte fue cargado a granel en barcos.

EXPORTACIONES «ACEPTABLES»

China, que ha sido uno de los destinos más condicionados por la situación del transporte marítimo, importó 123.453 toneladas, lo que ha supuesto un importante descenso en las ventas. Analizando todos los factores que han complicado la venta (fletes, el cambio euro/ dólar y el acuerdo comercial del país asiático con Estados Unidos), las cifras de exportación se han considerado, por parte de AEFA, como «aceptables».

El gran problema del encarecimiento de los fletes marítimos incide muy significativamente en la exportación de alfalfa debido a que se trata de un producto con un valor añadido escaso, como ocurre en la gran mayoría de productos agrícolas. Tanto es así, que desde AEFA cifran que actualmente les cuesta exportar cada tonelada más de 20 euros más que antes de la pandemia, y esa cifra es aproximadamente el margen de beneficio que se obtenía la temporada pasada.

La situación, que afecta a nivel global, no parece que vaya a solucionarse a corto plazo según los expertos, dado que el aumento de la demanda ha supuesto que no haya ni buques ni contenedores suficientes. “Podemos prever una pequeña relajación en el último trimestre de este año, y en 2022 la situación debería estar mejor”, preven desde DB Schenker.