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La vida siempre se abre paso. En un momento en el que la calle Alfonso, la tradicional arteria comercial del centro de Zaragoza, parece languidecer con el cierre de comercios históricos, savia nueva ha empezado a colonizarla con ideas frescas y, sobre todo, mucha ilusión.

Es el caso de Almazara, el nuevo comercio situado en el número 9 de la popular avenida. Su oferta: un sinfín de productos encurtidos a granel, con hasta 30 tipos distintos de aceitunas, así como pinchos. También ofrecen patatas fritas artesanas de Teruel, así como productos como miel y otros alimentos envasados.

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«Los primeros días han ido muy bien», explica S.L.G., propietaria del establecimiento, que tras su experiencia en negocios similares en Madrid y Valladolid ha decidido emprender esta nueva aventura en la capital aragonesa. A la hora de establecer el negocio no barajó ninguna otra calle, porque «esta es la mejor», asegura.

El negocio ha abierto sus puertas el 5 de marzo.

Al consultarle si le da miedo embarcarse en un proyecto en una época tan compleja, explica: «Conozco el producto y, gracias a la variedad con la que contamos, no tenemos competencia directa».


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Sobre el cierre de negocios en la calle Alfonso, en su opinión el principal motivo está claro: «Los alquileres son muy altos y en momentos así es difícil hacerles frente». Ahora, su principal deseo es que abra lo antes posible sus puertas el local adyacente, Farmavázquez, sobre todo porque el cerramiento de obra le quita visibilidad a su negocio.