Era una demanda desde hacía décadas: que la autopista entre Zaragoza y Barcelona se liberalizara. La ruta viaria más importante de España, que conecta la primera, segunda y quinta mayores ciudades del país, ha sido de pago durante más de 40 años en una de sus dos mitades. Desde este 1 de septiembre, la ruta entre la capital aragonesa y la catalana deja de ser de pago, un trayecto que para los turismos ascendía a 30,70 euros.

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De este modo, Zaragoza estará conectada de forma gratuita con: Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, es decir, las principales ciudades españolas. Pero, ¿qué pasa con Bilbao? La conexión entre Aragón, a través de la AP-68, con el País Vasco, Navarra y La Rioja seguirá contando con peajes, y no son precisamente baratos.

Actualmente, el trayecto entre la capital aragonesa y Bilbao tiene un precio de 33,10 euros para los vehículos ligeros (turismos). Para los vehículos pesados de mayor tamaño, el viaje alcanza los 60,20 euros, una gran desventaja teniendo en cuenta la importancia de Zaragoza como centro logístico para el norte del país.

Pero no es sólo la conexión con Bilbao, la AP-68 es la vía que une (en algunos casos enlazando con otras autovías y autopistas) con varias capitales provinciales: Logroño, Pamplona, Vitoria y San Sebastián, así como con importantes ciudades como Tudela.

El precio por trayecto para Logroño es de 17,25 euros. En el caso de Pamplona y San Sebastián, es necesario empalmar con la AP-15 y el precio total hasta la capital navarra asciende a 19,05 euros. El tramo entre Pamplona y la capital guipuzcoana sí es gratuito.

Con esta situación, se genera una clara desventaja competitiva para los trayectos hacia el noroeste de Zaragoza, frente a todos los demás. Asimismo, esta diferencia económica puede suponer que el tráfico que conectaba Aragón con Francia por vías rápidas, tradicionalmente repartido entre La Junquera (Cataluña) e Irún (País Vasco), sufra un vuelco y se decante en su mayor parte por la primera opción.