Manuel Acaba de comprarse un piso en Zaragoza; es de segunda mano pero suficiente para tener algo propio y poder hacer vida más allá de la casa de sus padres con quien vive en un pueblo de Teruel. Se ha hecho cargo de su hipoteca gracias a un sueldo aceptable y ahorros que ha ido acumulando a sus 33 años. Es consciente de que pueden llegar otros gastos más imprevistos, pero lo que no se esperaba era la factura que le llegó hace unos días. «Te quedas boquiabierto; sobre todo porque por muchos cálculos que hagas no lo llegas a entender», explica Manuel.

Lo que no entendió fue la factura de la compañía eléctrica que había contratado. «Nada más y nada menos que 694,13 euros por dos meses; lo peor de todo es que no he hecho vida en el piso y mis gastos, los cuatro días que he estado, han sido mínimos», insiste todavía sorprendido por la factura.

La compañía eléctrica distribuidora le mandó, según explica, un coste en base a un cálculo estimado de gasto mensual. «Es probable que ese cálculo lo hayan hecho con el gasto medio del anterior inquilino», argumenta José Miguel Oliván, portavoz de la Unión de Consumidores de Aragón.

Y lo primero que ha hecho Manuel, como muchos otros afectados por este ‘cálculo estimado’ de gasto eléctrico es dar una orden directa a su banco. «En cuanto me llegue el cobro, devolverlo. Porque llevo intentando días hablar con ellos y nadie parece hacerse cargo de mi problema. Aparte que es muy difícil que te cojan el teléfono», dice Manuel.

Pero para Oliván, esto que acaba de hacer Manuel puede ser un error. «Antes tenías un problema, y ahora puedes tener dos. El tema es que si o si acabarán cortándote el suministro y dejándote como se suele decir, ‘a oscuras'». Es lo que le puede pasar a Manuel, a quien ya le han mandado notificación de corte de suministro. «Devolví el recibo y ya me han avisado; a partir de ahora veremos como lo hacemos. yo he intentado poner solución y no me han cogido el teléfono», insiste este joven turolense.

LA SOLUCIÓN, PAGAR

Oliván entiende este ‘modus operandi’ de muchos. «Ahora ya no vienen a mirar el contador y juegan con datos estimados y antiguos. También en muchas ocasiones no hay comunicación entre la empresa que distribuye, que es la mis para el 90% del territorio, y la que comercializa. Todo esto suma y genera estos casos graves que pueden dejar a familias o jóvenes temblando», reconoce Oliván.

Por eso, para Oliván, la solución pasa primero por pagar, a riesgo que quedar en una situación económica comprometida. «Te van a cortar la luz o el gas, eso es inevitable. Por esa pagas y luego contactas con nosotros que, a su vez, contactaremos con las compañías. La mayoría dialogan y resuelven el problema devolviendo el dinero», afirma el responsable de UCA.

Son las asociaciones de consumidores los que tienen que tomar cartas en este asunto, explican. Lo importante, insisten, es no quedarse ‘a oscuras’, sobre todo con menores en un piso. Ahora Manuel tendrá que asumir la situación para volver a recuperar su dinero. Es el consejo que da UCA y al que muchos todavía se resisten por pensar que pagar es claudicar. «Lo entendemos pero no se pueden arriesgar a quedarse sin suministro; luego tras comunicarlo les devolverán el importe de más», dicen en UCA. Mientras tanto Manuel y otros se hacen la misma pregunta: «¿Por qué la estimación es tan alta? ¿Por qué juegan al si cuela, cuela?».