La producción ecológica, tanto agrícola como ganadera, es un nicho de mercado creciente en el que Aragón cuenta con todas las características para convertirse en una potencia: cantidad de productores, un modelo de explotación familiar y extensión de terreno para posibles ampliaciones. Recientemente, una empresa aragonesa ha sido reconocida en los Premios BBVA a los mejores productores sostenibles de España, organizados con la colaboración de El Celler de Can Roca.


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Se trata de Carnísima, el proyecto de Ricardo Buil que ha optado por un modelo de negocio diferente al comercio tradicional de productos cárnicos: el objetivo es vender directamente al cliente final, ocupándose tanto de la producción como de la distribución. Actualmente, la compañía factura ya más de 2 millones de euros anuales.

El jurado que ha otorgado el premio a la compañía aragonesa ha estado formado por miembros de BBVA, El Celler de Can Roca y de la consultora independiente ECODES. Han valorado el carácter innovador, los beneficios ambientales y la repercusión social y económica de la producción.

“Recibir este premio reconoce la necesidad de poner en la mesa alimentos de calidad que beneficien a la sociedad y al medioambiente”, señala Buil. El empresario contaba con una explotación de ganado vacuno en Aínsa y, tras la experiencia de una comercialización más tradicional con distribuidores y carniceros, surgió la idea de ocuparse directamente de todo el proceso, con el fin de garantizar la calidad y que el precio final no se acrecentara debido a los intermediarios.

Carnísima suma sistemas ganaderos a pequeña escala, sostenibles y de granja. Como indican, no se crían razas “de moda”, sino animales autóctonos y adaptados al medio. La mayoría de ganaderos están certificados como ecológicos y, tanto en las explotaciones que están certificadas como las que no lo están, el ganado obtiene más de la mitad de su alimento de pastos naturales.

Pero, ¿es rentable este tipo de producto? Desde Carnísima explican que sí. Aunque el porcentaje de beneficio puede parecer inferior al de los productos no ecológicos, debido al coste que supone la una producción mucho más exigente, esto no es así, apunta Buil. Es rentable para el productor porque es un producto exclusivo, en momentos de caída de demanda de carne convencional esta no sufre esos vaivenes sino que se mantiene estable, y esa regularidad finalmente redunda en un beneficio medio superior.

INNOVACIÓN

Con el fin de controlar la calidad del producto, Carnísima monitoriza las granjas para conocer el estado de salud de los animales en tiempo real, analiza el agua y el PH de sus estómagos y realiza investigaciones sobre nutrición animal. Asimismo, se sirven de drones para controlar a los rebaños y las vacas están dotadas con GPS para localizarlas en los pastos de alta montaña y conocer su actividad física.

En la etiqueta de los productos aparece el nombre del ganadero, para que el cliente pueda conocer tanto el origen como el proceso de los productos. El objetivo es llegar al cliente de distintas formas: tiendas físicas (actualmente dos, en Zaragoza y Aínsa) y a través de la venta online, con entrega directamente en el domicilio.


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