CEOE Aragón ha presentado su previsión para el cierre de este ejercicio en la comunidad autónoma y, como era de esperar, no es positivo: un descenso del PIB del -10,5%, en torno a las previsiones de otros análisis (BBVA e Ibercaja, que vaticinan bajadas del -10,1% y -10,3% respectivamente, y el Gobierno de Aragón cifra la caída en -11,0%) y algo inferior al rango de entre el -10,7% y -11,6% previstas para el conjunto de España.


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Tras el confinamiento y la reactivación parcial iniciales, la actividad económica ha ido perdiendo intensidad a lo largo de los tres últimos meses del año, conforme aumentaban las restricciones sectoriales y de movilidad.  Este descenso de actividad ha llevado al Banco de España y a la mayor parte de analistas a pronosticar que el cuatro trimestre se producirá un retroceso del Producto Interior Bruto (PIB) de entre el -0,8% y el -3%, aunque el Gobierno estima un crecimiento positivo. También ha provocado un nuevo aumento en el número de ERTEs en el último tramo del año, tras un descenso continuado desde mayo.

CEOE Aragón señala que la crisis está afectando de manera muy asimétrica por tamaño de empresa y por sectores. Las pequeñas empresas y los autónomos están experimentando las mayores dificultades, así como los “servicios de proximidad” (turismo, hostelería, comercio, ocio, cultura y transporte de viajeros). El impacto, en esta fase de la crisis, está siendo, además, mayor en cierre de empresas. Este hecho puede marcar, de cara a las transformaciones estructurales en la economía y a la recuperación, una tendencia negativa para la iniciativa privada empresarial (tanto en pérdida de empresas como en freno de nuevos proyectos).

PERSPECTIVAS PARA 2021

Las perspectivas para 2021 dependen de dos factores, detalla la Confederación de Empresarios: externos y endógenos. Los primeros están asociados a la evolución de la pandemia y la efectividad de las vacunas. En este sentido, la relajación de restricciones en los hogares (donde se produce la mayoría de los contagios) de cara a la Navidad producirá previsiblemente aumentos de la incidencia en enero, repercutiendo de nuevo sobre la actividad económica y el empleo.

En la parte endógena, la evolución económica dependerá de las políticas económicas como la extensión de los programas ICO y la duración de los ERTEs, los posibles cambios en su regulación, la efectividad de los fondos europeos, y de otros factores como el Brexit o un crecimiento del SMI alejado de la realidad de las empresas, la economía y el mercado laboral.

Las previsiones para el año entrante están, por tanto, sometidas a una volatilidad muy alta. Desde CEOE se estima un crecimiento del PIB español para 2021 del 7%; dando el Gobierno y el Banco de España rangos amplios que van desde el 4,2% hasta el 9,8%. Para Aragón, la  previsión sitúa el crecimiento en el 6,0%.

“A largo plazo, esta crisis va a provocar cambios estructurales en nuestro sistema económico”, recuerdan desde CEOE Aragón. El más evidente tiene que ver con las cuentas públicas, con un enorme crecimiento tanto del déficit como de la deuda públicos. Para reconducir estos intensos aumentos, “serán necesarios planes de consolidación fiscal en el futuro, que deberían contar con el máximo grado de consenso posible, así como un plan de reformas estructurales para dotar a nuestra economía de un mayor grado de competitividad y flexibilidad”, precisan.

Además, la asimetría de impactos de la crisis y los cambios en el consumo “pueden convertirse en transformaciones permanentes y obligadas para sectores como el turismo, el comercio, el transporte y, en menor medida, la hostelería, el ocio y la cultura”, indican desde la Confederación. No es evidente, sin embargo, que las inversiones se reconduzcan hacia los sectores industriales. Y si las políticas económicas no favorecen las inversiones y transformaciones empresariales y sectoriales, “el proceso de recuperación de actividad y empleo será más lento y costoso”, advierten.


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