El lastre en la recuperación que supuso el estallido del conflicto en Ucrania, con la inflación como principal derivada económica, sigue colocando la confianza de los empresarios zaragozanos en negativo. Así lo indica el último Indicador de Confianza Empresarial, elaborado por la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza e Ibercaja, correspondiente al tercer trimestre.


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El índice se sitúa en -1,2 en este último trimestre, que a pesar de ser negativo es mejor que el del trimestre anterior (-2,7). En cualquier caso, según se desprende del estudio, las previsiones apuntan a un crecimiento económico lento, y si los empresarios ven con mejores ojos el comportamiento general, no llegan a confiarse.

Resulta destacable la valoración tan diferente que hacen de los resultados cosechados en el trimestre concluido respecto de la opinión que les merecen las perspectivas económicas para el cuarto y último del ejercicio 2022.

Si se desagrega el Índice de Confianza Empresarial en los dos subindicadores que lo conforman –el de ‘Situación’ y el de ‘Expectativas’– se comprueba que ambos mejoran, pero especialmente el primero, que alcanza un valor de 3,2 frente al 1,1. Por su parte, el índice de ‘Expectativas’ pasa de -6,5 a -5,6.

Las empresas aragonesas sitúan a la debilidad de la demanda como el factor principal que lastra su facturación (en línea, por otra parte, con la tendencia histórica). Casi la mitad (un 49,6%) así lo manifiestan. La falta de mano de obra cualificada (15,2 %) continúa como la segunda causa en importancia para explicar la falta de crecimiento en la actividad, poniendo de manifiesto las necesidades de capital humano.


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Otras de las cuestiones que más preocupan a los empresarios son las dificultades de financiación y tesorería, el aumento de la competencia o los trámites administrativos.