Empezaron por crearse en las grandes ciudades pero los viveros de empresas ya no son solo cosa de la capital. Los centros de coworking abundan también en localidades y pueblos pequeños, donde los ayuntamientos están poniendo a disposición de emprendedores locales y empresas estos espacios de trabajo comunes.


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Además de encontrar en ellos un lugar en el que desarrollar su labor, estos centros sirven como espacio de reunión de personas de distintos sectores. En común suelen tener su espíritu emprendedor y se pueden producir sinergias interesantes. 

A parte de Zaragoza, Huesca y Teruel, en Aragón casi todos los grandes municipios cuentan con su propio vivero de empresas. Por citar algunos, hay centros de este tipo en Calatayud, en Alcañiz, en Jaca, en Daroca o en Barbastro.

Una de las últimas incorporaciones a la tendencia del coworking ha sido Gelsa, una localidad de la Ribera Baja del Ebro que apenas alcanza los mil habitantes. El Ayuntamiento tiene disponibles tres locales (uno de ellos, pendiente de reformar según la acogida del proyecto) con baño y climatización, listos para ser alquilados para el desarrollo de actividades económicas. 

Como ventaja, los inquilinos sólo deberán pagar 45 euros al mes y no tienen compromiso de permanencia. Durante un año y otro de prórroga, podrán desarrollar su actividad sin tener que alquilar un local más caro. De esta forma, desde el consistorio se intenta facilitar el emprendimiento y promover la creación de nuevos negocios en el pueblo, sin asumir grandes riesgos.


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Con la misma intención, en diciembre del año pasado, en Utrillas se acondicionaron cinco naves de entre 90 y 290 metros cuadrados para autónomos y emprendedores locales. Actualmente, el Ayuntamiento está en trámites burocráticos para poder ofertar los espacios, situados en el polígono de Los Llanos, cuanto antes. Varias empresas de mantenimiento, de reciclaje y eléctricas ya han mostrado su interés en asentarse en el centro.

El vivero de empresas de Calatayud tiene más antigüedad y hace dos años fue reconocido entre los diez mejores de España. Situado en el polígono de La Charluca, cuenta con seis espacios, equipamiento mobiliario y servicios de apoyo al emprendedor y de formación. En él se asientan media docena de empresas de distintos sectores.

Como éste, 24 municipios de Aragón, sin contar con las capitales de provincia, forman parte de la Red ARCE (Red Aragonesa de Centros de Emprendimiento). La mayoría de las cabeceras comarcales están presentes, con los centros de Barbastro, Calamocha, Ejea de los Caballeros o Alcañiz, entre otros.

En este último trabajan doce empresas desde que se inauguró, en el verano de 2014. Situado en el casco urbano, junto al IES Bajo Aragón y compartiendo edificio con el Centro Público de Educación de Personas Adultas Río Guadalope, para acceder a ese espacio de coworking no es necesario ser emprendedor. Sí lo es, no obstante, para poder hacerse con uno de los despachos más privados con los que cuenta el centro. 

En algunos casos, como el de los viveros de Jaca y de Biescas, el espacio se ha focalizado en un sector de actividad concreto. En este caso, el agroalimentario. Los centros pertenecen a Adecuara (Asociación para el desarrollo integral de la Cuna de Aragón) y cuentan con distintas salas u obradores para elaborar productos agroalimentarios. En la actualidad, ocho productores locales están trabajando en estos espacios, donde se elabora mermelada o hidromiel y se distribuyen ternera o licores y vinos. 


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Y el premio a pueblo más pequeño con vivero de empresas se lo lleva Villarroya del Campo, en la comarca de Campo de Daroca. Con 68 habitantes censados, no cuenta con un centro de emprendedores al uso pero este verano se llevó a cabo un proyecto que se asemejaba. Motivado por el éxodo al medio rural de muchas personas, el Ayuntamiento decidió habilitar la sala de plenos para quienes estuvieran teletrabajando en el pueblo. El espacio estaba acondicionado con wifi gratuito y cualquier persona podía acceder libremente para trabajar o estudiar.