Vivir en un cuarto piso y no tener ascensor no solo afecta a las personas con discapacidad o movilidad reducida. Aunque a menudo son estos colectivos o los vecinos de mayor edad quienes sufren las consecuencias de esta barrera arquitectónica, en un momento dado, a cualquiera le puede afectar esta situación. Romperse una pierna, ir con un carrito de bebé, volver cargado de la compra o regresar a casa de un viaje con maletas son situaciones cotidianas que pueden convertirse en un infierno si hay que subir cuatro pisos de escaleras.

Para resolver este tipo de problemas, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza (COAATZ) ofrece un servicio de asesoramiento e información totalmente gratuito. Tanto propietarios a título personal como comunidades de vecinos pueden contactar con la institución, desde donde se ayuda con una primera valoración de la situación. Además, se guía al interesado en los trámites para la solicitud de las ayudas económicas a las que se puede acceder.

En este sentido, estas últimas semanas, el servicio de información del COAATZ está a pleno rendimiento. El Gobierno de Aragón ha sacado una partida de subvenciones para llevar a cabo reformas que mejoren la accesibilidad en viviendas. “Recibimos entre 3 y 4 llamadas todos los días y la mayoría son de comunidades de vecinos”, explica Lucio de la Cruz, gerente del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza. Según comenta, es más habitual que sean estas agrupaciones quienes llamen, ya que desafortunadamente, no siempre hay consenso entre todos los propietarios.

Las citadas ayudas se pueden solicitar hasta el próximo 13 de julio y se podrán acoger obras que cuesten al menos 2.000 euros. El máximo recibido será de 8.000 euros por solicitud (el 40% del importe subvencionable).

Pero esta no es la única partida que el Gobierno de Aragón va a sacar este año por lo que desde el Colegio de Arquitectos Técnicos y Aparejadores invitan a que tanto propietarios como comunidades se animen con este tipo de mejoras. “En otoño va a haber nuevas convocatorias por lo que ya se pueden ir preparando proyectos”, comenta de la Cruz.

Además, en Zaragoza sigue habiendo mucho que mejorar en este sentido. “En 2013, la Ley General de Personas con Discapacidad establecía un máximo de cuatro años para que todos los edificios fueran accesibles. Ese tiempo ya ha pasado y ni siquiera todos los edificios públicos lo son”, asegura el gerente del COAATZ.

En el ámbito privado, según los datos que maneja el Colegio, alrededor de 64.000 zaragozanos todavía viven en edificios de tres o más plantas sin ascensor. “Dentro de estas, habrá cantidad de situaciones complicadas en cuanto a movilidad”, apostilla de la Cruz.

Además de la ausencia de ascensor, en muchas de las consultas que se reciben el problema es que el elevador no está a cota cero. Es decir, para cogerlo hay que subir un tramo de siete u ocho escalones. Parecen pocos pero para según qué personas y en ciertas situaciones suponen una importante barrera que impide salir a la calle. “Se hacen muchísimas obras para bajar el ascensor y, en un 70% de los casos, también hay que cambiarlo. Es una inversión menos costosa que instalar uno nuevo, ya que el hueco y la estructura ya están hechas, y supone una notabilísima mejora en materia de accesibilidad”, asegura.

Junto con este primer servicio de asesoramiento, que no tiene coste alguno, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza dispone de una web (https://obrascongarantia.com/) en la que cualquiera puede solicitar presupuesto para realizar un proyecto. El usuario introduce sus datos de contacto y las necesidades que tiene y en un plazo de poco más de 24 horas recibe las propuestas de tres técnicos. “Es una forma rápida, fácil y con total transparencia de contactar con los profesionales y ver distintas opciones”, explica el gerente del COAATZ.

Con servicios como estos, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza trata de ayudar en la medida de lo posible a que por fin todos los edificios de la ciudad sean accesibles. Un camino en el que, lamentablemente, todavía queda mucho por recorrer.