La trufa negra es una de las joyas de Aragón. Sin embargo, su limitada producción ha llevado a la creencia generalizada de que se trata de un producto exclusivo para ciertos bolsillos que se pueden permitir comprar trufa negra.

Evidentemente no es un alimento que pueda consumirse a diario, pero ese oscuro objeto del deseo, que en territorio aragonés alcanza una calidad extraordinaria, puede estar en cualquier plato para celebrar un día especial cuando los productores hacen las cosas bien.


Publicidad


Cada vez es más común que productos agroalimentarios aragoneses, especialmente los de alta calidad, acudan a fórmulas que acerquen a los productores al cliente final. Y el comercio online ha abierto puertas a una comercialización directa de alimentos como la carne ecológica o el vino, lo que permite ajustar el precio. Así lo han entendido también en El Diamante Negro del Moncayo, que desde sus fincas en las faldas moncaínas comercializan trufa negra online.

Potencian la experiencia de compra de un producto tan particular con actividades como visitas guiadas en las que se explica todo el proceso de cultivo y recogida, procuran mantener un precio estable a lo largo de todo el año para generar un hábito de compra sin sobresaltos… Un planteamiento innovador enfocado a que el cliente rompa la barrera inicial y pueda disfrutar del producto.

Uno de sus responsables, José Luis Martínez, explica para HOY ARAGÓN cómo se plantean un negocio muy particular, que requiere años de inversión hasta empezar a recoger sus frutos.

¿Democratizar la trufa es posible?

Con esa idea nació El Diamante Negro del Moncayo. En nuestra web, una familia de cuatro integrantes puede adquirir trufa  y preparar varios platos para degustar este producto por 21,99 euros, transporte incluido.

Los únicos intermediarios que hay entre la trufa que crece en nuestra tierra y la cocina de nuestros clientes son los perros que la buscan, y nosotros que la recogemos donde ellos nos indican. Además, mantenemos los precios muy estables durante todo el año. Así ganamos todos: cliente y productor.

¿Qué ventajas tiene vender online?

Para nosotros, que todo el mundo pueda acceder a nuestra tienda desde cualquier punto del planeta. Para los clientes, que desde Sevilla, París o Milán, desde el móvil, se pueda pedir una trufa que aún descansa bajo tierra y tenerla en casa al día siguiente de ser recolectada. Más fresca, imposible.

¿Y qué desventajas?

Creo que hay una desventaja en la venta online en general, que es no poder tratar con una persona que responda inmediatamente al teléfono para plantear dudas, preguntas o problemas. Eso nosotros lo solucionamos con un teléfono en el que atendemos a todas las horas del día y resolvemos cualquier problema al instante.


Publicidad


¿Cuál es el perfil de su cliente?

Por lo general, personas de clase alta y muy alta, de cualquier parte de España y Europa, aunque muchísima gente que consideraba a este producto caro, se anima a probarlo aprovechando los precios que ofertamos en nuestra tienda online.

Muchas personas que se inician, se sorprenden del aroma que tiene la trufa negra, más aún al explicarles como se trufan unos huevos: simplemente colocándolos en el mismo bote que una trufa. Me recuerdan mi propia sorpresa, hace ya unos cuantos años, cuando pude oler mi primera trufa…

¿Qué hace especial a la trufa de Aragón y cómo la valoran fuera de la comunidad?

Nuestro clima, a pesar de que lo critiquemos en ocasiones, hace que nuestras trufas tengan exactamente lo que necesitan para ser uno de los productos gourmet más valorados del mundo. Nosotros estamos en las faldas del Moncayo, montaña que acentúa mucho más lo que necesitan las trufas, tanto en invierno como en verano.

«Nuestro clima, a pesar de que lo critiquemos en ocasiones, hace que nuestras trufas tengan exactamente lo que necesitan»

Piense en el paisaje donde trabajamos: un espectáculo. Y, un detalle importante para entender porque particularmente nuestra trufa es la más cotizada del mundo: los riegos los hacemos con agua de manantial pura del Moncayo, que nace en nuestras propias fincas.

Fuera de la comunidad se valoraba más que aquí, aunque estamos notando últimamente que en nuestra tierra está causando un gran interés. Para que una trufa acabe en el plato de uno de nuestros clientes hay detrás un trabajo y un cariño enorme.

El ciudadano que no conoce el sector se queda principalmente con el precio. ¿Cuánto cuesta producirla?

El precio es lo que llama la atención, pero induce a error porque nadie se come un kilo de trufa de una sentada, sino que se usan solamente unos pocos gramos para dar un toque de lujo a carnes, pescados, pastas o postres.

«El precio induce a error, porque nadie se come un kilo de trufa de una sentada»

En la parte económica, que es algo de lo que no se habla, una plantación empieza a dar una producción normal al cabo de los 10 años. El truficultor, además del trabajo realizado con sus propias manos, necesita mano de obra y muchos proveedores de todo tipo, desde maquinaria pesada hasta riegos automatizados, pasando por decenas de materiales y empresas diferentes para que una plantación llegue a buen término.

Le diré que, con el dinero necesario hasta que una sola hectárea empiece a tener una producción adecuada, sería posible comprarse un piso en el centro de Zaragoza.