Difícilmente habrá alguien de Zaragoza que no haya comprado alguna vez en Martín Martín. Su tupida red de tiendas de conveniencia se extiende no solo en la capital aragonesa, sino en plazas fuertes de Aragón como Huesca, Fraga, Jaca, Teruel o Ejea de los Caballeros… Y más allá.

Tanto que hoy es la marca aragonesa con más tiendas abiertas al público, un total de 68 propias y 17 franquiciadas que se extienden también por Cataluña, Madrid, Navarra, Castilla y León, Castilla – La Mancha y, desde hace nada, también en la Comunidad Valenciana. La gestión de este imperio de pan, encurtidos, conservas y la más variada selección de productos es todo un reto, y al frente se encuentra Eduardo Villarroya (Zaragoza, 1972), director ejecutivo de Martín Martín, que ha tenido la amabilidad de visitar HOY ARAGÓN para contar a los lectores el día a día de uno de los comercios con más raigambre en la Comunidad.

«Yo no estoy en un despacho lujoso dando órdenes, sino en el terreno«, explica el directivo. Cree en las energías multiplicadoras que supone delegar: «Confío en mi equipo, en sus habilidades y responsabilidad para tomar las decisiones propias de su puesto de trabajo», afirma. Además, le encanta visitar las tiendas. Tanto es así que en Navidad intenta pasarse por cada una de ellas. «Alguna me dejo», confiesa. Teniendo en cuenta que son 86 repartidas por media España, es comprensible.

El corazón de Martín Martín son las personas que atienden a los clientes, formando un equipo de 580 empleados, de los que más de un 90% son mujeres. «Cada vez tenemos a más chicos», indica, si bien «en las convocatorias de empleo siempre se presentan muchas más chicas, por lo que por una cuestión estadística es más probable que sea alguna de ellas la que termine trabajando con nosotros».

La plantilla es heterogénea, y llama la atención el gran número de trabajadoras veteranas, con una rotación muy baja en los contratos de lunes a viernes. Es en los turnos de fin de semana donde suele haber más dinamismo, debido a que mucha gente joven que también estudia optan por ese tipo de horarios.

La veteranía hace que «las profesionales conozcan muy bien a sus clientes y sientan la tienda como propia», señala. Un valor importante porque en Martín Martín hay un concepto que puede resultar paradójico y que requiere mantener un difícil equilibrio: por un lado, se trata de una red de tiendas que busca fortalecer una imagen propia y distintiva. De hecho, en todos los comercios, estén en la localidad que estén, incluso en los franquiciados, los precios son los mismos. «Con 86 centros de venta, o tienes una estrategia común o es ingestionable», asegura el CEO de la compañía.

Por otra parte, tienen vocación de ser la tienda del barrio, conocer a la clientela y ofrecer el servicio que los vecinos necesitan. «En cada lugar encontramos hábitos de consumo diferentes, e intentamos ser como los antiguos comercios de ultramarinos, en los que los clientes encontraban aquello que buscaban», explica.

CUALQUIER NECESIDAD, CUALQUIER DÍA, CUALQUIER PERSONA

De ahí a que el mix de productos sea de lo más extenso. Villarroya explica que el motor es el pan, un alimento de venta diaria, pero a su lado y marcando la distinción de Martín Martín se encuentra la amplia variedad de encurtidos y un sinfín de pastas, repostería, sándwiches… «La misión es responder a cualquier necesidad o capricho en cualquier momento del día y para cualquier miembro de la familia«, remarca.

Y vaya si lo consiguen. Martín Martín abre 365 días del año. ¿Que vienen unos amigos a casa por sorpresa? Ahí están los aperitivos. ¿Que tu hijo trae a sus amigos a merendar? Ahí está su surtido de snacks y bebidas. ¿Que se ha hecho corto de pan?… Pues eso.

«No buscamos ser los más baratos, pero sí tener la mejor calidad – precio», apunta Villarroya. Manteniéndose en precios económicos, cuentan además con una gama Etiqueta Negra para sus conservas, donde persiguen la máxima calidad – precio trabajando directamente con los productores.

Pero, ¿cómo se llega hasta ahí? Semejante red de comercios no surge de la noche a la mañana. De hecho, la historia de Martín Martín, como todas, ha tenido sus altibajos. Nació de mano de un visionario, Benjamín Martín Martín, en 1983. Era productor de aceitunas y vio la oportunidad de vender sus productos en una tienda propia en Zaragoza.

Pronto se expandió con conceptos que, en aquel momento, eran realmente avanzados: buscaba la experiencia de compra y era sensible a la sostenibilidad y la ecología. «Hasta llegó a plantar árboles dentro de la tienda», explica Villarroya.

No obstante, a esta primera etapa de florecimiento sobrevino otra de crisis. «El negocio se descontroló, entre otras razones, porque se optó por una red con ubicaciones lejos de la matriz, lo que provocó que los resultados no fueran los deseados y, de ahí, a que creciera el endeudamiento», relata el director ejecutivo de Martín Martín.

LA GRAN EXPANSIÓN

El resultado fue que la Caja de Ahorros de la Inmaculada tuvo que tomar el control de la empresa hasta que encontró a unos nuevos inversores que se hicieran cargo de la compañía y le dieran un nuevo impulso. Ahí estuvieron pilotando la nave José Antonio Domingo y Jesús Pérez para devolverla a la senda de crecimiento.

Pero la jugada maestra llegó en 2018, cuando Martin Martin se integra en el Grupo Flamen&CO, con la adquisición por parte del fundador de El Rincón, Antonio Flamenco. Juntos (pero no revueltos), lideran el comercio de proximidad de Zaragoza y extienden sus redes por Aragón y por España.

Martín Martín ha logrado prosperar a pesar de las adversidades y hoy es un signo de identidad aragonesa. «Si compras habitualmente en alguna de nuestras tiendas, estoy seguro de que quien te va a atender ya sabe desde que entras por la puerta qué barra de pan vas a querer», apunta con orgullo Villarroya.

Ese vínculo con la sociedad lo muestran también con su proactividad en lo que ocurre e importa en la Comunidad. El compromiso por la RSC se plasma con los múltiples acuerdos solidarios que Martín Martín mantiene con entidades como Amac Gema (Asociación de Mujeres Aragonesas de Cáncer Genital y de Mama); Aspanoa, para la lucha contra el cáncer infantil; o la Fundación Down Zaragoza.

Asimismo, colaboran en eventos deportivos como la 10K de la capital aragonesa y apoyan al club de fútbol Zaragoza Femenino. En el ámbito del medio ambiente, Martín Martín es uno de los principales colaboradores del Bosque de los Zaragozanos.

Otro de los compromisos de la compañía se plasma en que los excedentes que no se han vendido y están en óptimas condiciones son entregados al comedor de El Carmen, uno de los más importantes de la capital aragonesa para las personas que están pasando por dificultades.

MÁS TIENDAS Y APUESTA POR LA CERCANÍA

Si algo han aprendido en Martín Martín de su historia es que hay que crecer con cabeza. La marca sigue expandiéndose, recientemente con una nueva tienda en Benidorm, poniendo el pie por primera vez en la Comunidad Valenciana.

Como explica Eduardo Villarroya, «hay muchos emplazamientos por atacar, lo que incluye extendernos fuera de Aragón». No obstante, «vamos a seguir apostando por la cercanía». Otro de los objetivos es continuar con la profesionalización de la empresa, que desde sus orígenes había seguido un modelo muy tradicional.

«Queremos evolucionar de la mano de los gustos de la sociedad, estando al tanto del mercado para integrar nuevos productos que demanden nuestros clientes», señala el director ejecutivo de Martín Martín.

Los resultados les marcan el camino: 30 millones de euros de facturación en un complicado 2022 marcado por la inflación. Y un dato sorprendente: el año pasado Martín Martín emitió 12 millones de tickets, una cifra al alcance de muy pocas empresas y que indica que algo deben estar haciendo bien.