Ya no basta con ser energéticamente eficientes; hay que digitalizar los edificios. Ese es el gran reto al que se enfrenta el sector de la edificación en los próximos 10 años. Así ha quedado patente en la I Jornada sobre Edificios Inteligentes, organizada por la Cátedra Zaragoza Vivienda de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con la Escuela Universitaria de Ingeniería y Arquitectura (EINA) y el Ayuntamiento de Zaragoza.


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La jornada ha puesto el foco en cómo la modernización de la eficiencia energética de los edificios a través de la digitalización llega impulsada desde las directivas europeas, el Pacto Verde de la UE y los planes de recuperación europeos (Next Generation EU). La digitalización, medición de datos y gestión inteligente de las instalaciones son las claves para evolucionar los edificios hacia una gestión remota y eficiente “implementando el uso de las energías renovables y vinculándose con la implantación de los sistemas de carga de vehículos eléctricos”, como ha señalado la directora de la Cátedra Zaragoza Vivienda, Belinda López Mesa, en la introducción de la jornada.

Y en este sentido, el director de la EINA, José Antonio Yagüe, ha incidido en el valor de “la multidisciplinariedad al abordar los proyectos, que es como trabajamos desde la universidad y como debe continuarse desde los distintos ámbitos: ético, legislativo…”.

UNIZAR, LABORATORIO EXPERIMENTAL

En la inauguración del seminario, el rector, José Antonio Mayoral, y el gerente de la Sociedad Municipal Zaragoza Vivienda, José María Ruiz de Temiño, han coincidido en destacar la importancia del “trabajo en triple hélice: universidad, administración pública y empresa”. Y de esta alianza entre la investigación, la gestión y el emprendimiento, ha dado ejemplo la ronda de ponencias de la jornada, que ha abierto Enrique Cano, subdirector de Infraestructuras de la EINA, poniendo sobre la mesa el potencial de los edificios universitarios como laboratorio experimental para configurar un campus inteligente y energéticamente neutro.

“Se ha pasado de una fase en la que los edificios tenían que ser más eficientes a través del aislamiento a otra fase en la que deben serlo a través de la digitalización”, ha reflexionado. “Para la Unión Europea, son edificios inteligentes aquellos que aportan salud y bienestar. Y son también aquellos que permiten establecer una conexión con otros dispositivos, como los vehículos, que pueden obtener energía de los edificios y viceversa”, ha continuado.


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Con este telón de fondo y la necesidad de “medir, almacenar, gestionar y comparar datos de los edificios”, Cano ha desgranado el proyecto ‘Factoría de aprendizaje’ desarrollado por la EINA, una de cuyas claves es cambiar el paradigma de espacios virtuales y físicos. “Tenemos que luchar contra esa disociación y conectar los tres espacios, el edificio físico, el espacio digital y el menos visible, el espacio infraestructural. La infraestructura debe adaptarse al clima y los usos; nosotros, a la capacidad de un edificio para responder”, ha subrayado Cano. El proyecto de la EINA se basa en una estrategia transdisciplinar, en la que los espacios de la escuela se convierten en laboratorios en los que convergen ingenieros y arquitectos.

Por su parte, el profesor e investigador Roberto Casas ha explicado como el  grupo HowLab –I3A, investiga y desarrolla tecnologías IoT (internet de las cosas) para innovar y transferir a aplicaciones para la calidad de vida y territorios inteligentes. El ejemplo, es la monitorización realizada en el campus Río Ebro, a través del proyecto Laboratorio SensoriZAR en la EINA, por el cual se han instalado diversos sensores para integrar todas las tecnologías y monitorizar las aulas (CO2, temperatura….) para medir, tener una visión global y adoptar las medidas derivadas del ciclo de datos obtenidos (activar la climatización antes en aulas más frías, control ventilación, iluminación, sistemas de seguridad, realizar auditorías energéticas para mejorar las instalaciones….

En la mesa redonda titulada “Gestión técnica de instalaciones, modelo de eficiencia y sostenibilidad en los edificios de UZ”, tres profesionales del sector y del ámbito académico han compartido sus experiencias con la captación, uso y manejo de datos como eje. Así, Salvador Nevot, ingeniero del servicio de mantenimiento de la UZ, ha detallado cómo el proyecto para transformar y regenerar las instalaciones técnicas de la Universidad se basa en una implantación de software y hardware que genera big data y retroalimenta el propio sistema. “Permite adaptar las instalaciones a las necesidades de los usuarios”.

Por su parte, David Cambra, de la Unidad Técnica de Construcciones y Energías, ha remarcado la importancia de los datos para “tomar decisiones y corregirlas en tiempo real”. “La digitalización es clave, pero no sirve de nada si no tenemos una revisión y mejora continua del modelo”, ha remarcado. Belén Zalba, profesora de la EINA e investigadora del grupo GITSE-I3A ha puesto el foco en la diferencia existente entre simulación y experimentación. “Las discrepancias pueden estar en el 30% o 40%. Es el momento de trabajar en eso”, ha destacado.

EDIFICIOS, SALUD Y VENTILACIÓN

Si la salubridad de los edificios es una cuestión clave, en el actual contexto de pandemia ha cobrado más protagonismo que nunca, y el profesor de la EINA, Javier Ballester, investigador del proyecto Aireamos, es una de las voces de plena actualidad. Su intervención en la jornada ha centrado la cuestión en los parámetros que confirman cómo los aerosoles y el CO2 se mueven de forma similar, y por lo tanto medir el CO2 es una herramienta fundamental como indicador del riesgo de infección. En este sentido, ha indicado como las recomendaciones coinciden en controlar las concentraciones de CO2 por debajo de 700 partes por millón, para minimizar los riesgos.


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“Los datos y los edificios”, cuarta ponencia sobre preparación inteligente de los edificios, ha contado con las voces de Sergio Ilarri y Enrique Torres, ambos profesores de la EINA y e investigadores del proyecto Trafair-I3A. En su intervención, Ilarri ha ahondado en cómo se capturan, combinan y contextualizan los datos de los inmuebles y en cómo pueden servir para analizar el impacto de la contaminación en la salud. Por su parte, Torres ha abundado en la relevancia y potencial del llamado internet de las cosas (IoT) y del “cloud computing” o computación en la nube. “Permiten aplicar técnicas de análisis más complejas, pero presentan desafíos éticos y técnicos, además de cuestiones de seguridad y privacidad”, ha detallado.

Por último, y sobre las posibilidades empresariales y de negocio del IOT aplicado a los edificios, el profesor Ignacio Martínez, investigador del grupo HowLab, ha explicado la importancia de  “la cadena de valor del internet de las cosas y la medición de datos para completar el círculo de todos los servicios y modelos de negocio que giran alrededor de los edificios inteligentes  y los ecosistemas físico digitales que permite crear”. En este sentido, aplicado a los edificios residenciales, ha puesto como ejemplo que conlleva servicios como control de accesos inteligente, sistemas de seguridad centralizados, programación de electrodomésticos, regulación del control térmico… “cada uno de estos ejemplos, son un modelo de negocio, por eso las posibilidades empresariales que abre este campo son, realmente, todas”, ha concluido.