El 37 por ciento de los directivos aragoneses cree que la economía empeorará en el segundo semestre del año, el 57,4 por ciento que se mantendrá estable y el 5,6 por ciento que mejorará, según se desprende del Indicador de Opinión elaborado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA) correspondientes al primer semestre de 2022.


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El presidente de ADEA, Salvador Arenere, y el secretario general, José Guillén, han dado a conocer en rueda de prensa el contenido de este estudio, que reúne las respuestas de 216 directivos de la comunidad autónoma. Según refleja el Indicador, en el primer semestre de 2022, para el 25,9 por ciento la economía ha empeorado, para el 63 ha permanecido estable y para el 11,1 ha mejorado, mientras que hace un año la estimación era de empeoramiento para el 24,14 por ciento, de estabilidad para el 41,38 y de mejoría para el 34,48 por ciento. El secretario general de ADEA, José Guillén, ha evidenciado que la previsión de mejoraría alcanza «el nivel más bajo» desde que se elabora este Indicador, en diciembre de 2016.

Por lo que se refiere al empleo, el 42,4 por ciento ha respondido que va a empeorar, frente 33,3 que lo creía así en el primer semestre y el 39,08 por ciento hace un año; el 52,5 dice que seguirá estable, similar al 53,3 de hace un año y algo superior al 50 por ciento del primer semestre; y el 5,1 que mejorará, bastante menos que el 16,7 por ciento del primer semestre y algo menos que el 7,62 en 2021. Guillén ha constatado que, en la evolución, prevalece la estabilidad, pero ha señalado como la previsión de mejoría se encuentra en la cota inferior de toda la serie.

En cuando a ventas en el mercado interior, el 31,8 por ciento afirma que empeorarán, frente al 19,6 por ciento que lo veía así en los seis primeros meses del año; el 61,2 que seguirán estables, similar al 62,7 del semestre precedente, y el 7,1 por ciento que mejorará, cuando el primer semestre lo consideraba así el 17,6 por ciento. Hace un año las respuestas eran del 38,46 de empeoramiento, el 46,15 de estabilidad y 15,38 por ciento de mejoraría.

El presidente de ADEA ha estimado que ante un «empobrecimiento real» es preciso «flexibilizar» los impuestos tanto para las familias, como las empresas, algo que ha dicho que es posible puesto que el Estado, aunque también ha visto subir los gastos por la subida de precios, está obteniendo un «gran incremento» de la recaudación tributaria.

También ha planteado una mejora de la política energética ya que se anticipa la posibilidad de que el litro de gasolina alcance los tres euros y eso encarecerá el transporte y los precios subirán en general. Además, ha apuntado que importar el gas de Estados Unidos y no de Argelia también es más caro.

EL PULSO DEL COMERCIO EXTERIOR

En comercio exterior, el 13,1 por ciento los directivos ha opinado que las exportaciones empeorarán, cifra superior al 7,1 del primer semestre; el 82 que seguirá estable, cuando en el semestre precedente era del 68,6, y el 4,9 que mejorarán, frente al 24,3 del primer semestre. En 2021, las respuesta fueron que iba a empeorar para el 34,88 por ciento, que habría estabilidad para el 51,17 y mejoría para el 13,95. En importaciones, el 30,4 ha vaticinado empeoramiento, el 63,3 estabilidad y el 6,3 mejoría, sobre el 9,9, 75,3 y 14,8 por ciento del primer semestre y el 54,96, 41,55 y 3,49 por ciento de hace un año, respectivamente.

Tanto en el mercado interior, como exterior la estabilidad es la tónica predominante, con ligeros descensos en cuanto a empeoramientos y mejoras, ha apostillado el secretario general de ADEA. En el caso de las facilidades para obtener financiación, esperan un empeoramiento el 64,5 por ciento, estabilidad, el 32,3, y mejora el 3,2, cuando en el primer semestre estos porcentajes eran del 50, 33,3 y 16,7 por ciento, respectivamente, y hace un año la previsión era del 39,34 en el caso de quienes preveían dificultades, el 52,46 confiaba en una estabilidad de la situación y el 8,2 una mejora.

LA INCERTIDUMBRE

José Guillén ha trasladado algunos de los comentarios de los directivos en la encuesta, como la incertidumbre, un incremento de los costes de producción que ponen en peligro la viabilidad de algunas empresas y una inflación que supondrá caída del consumo y recesión. Por su parte, el presidente de ADEA, Salvador Arenere, ha manifestado que hay que asumir «un crecimiento inferior al esperado» y ha considerado que la incertidumbre se mantendrá mientras dure la guerra en Ucrania ya que hace que los precios energéticos sigan altos y eso se deriva en un incremento de la inflación.

A su entender, es una guerra también «económica y logística» por como está manejando Rusia «su gran activo que es el gas», una contienda que está beneficiando a ese país y también a Estados Unidos, que ha incrementado su venta de este recurso a Europa. En relación con la inflación, ha dicho que es «el gran problema», «nadie duda de que durará» en el tiempo y con la paridad de dólar y euro se produce una depreciación de este último, y, en consecuencia, «pérdida del poder adquisitivo y de la competitividad en el comercio exterior».

Arenere ha mencionado también la «enorme deuda» española, que se eleva a 1,44 billones de euros, «que ha disparado la prima de riesgo y ha obligado al Banco Central Europeo a establecer un mecanismo temporal para proteger a España e Italia», que también la tiene alta.