El primer gran golpe ha sido la escalada en el precio del gas, pero los movimientos de las administraciones europeas hacia restricciones, inicialmente voluntarias pero que podrían convertirse en preceptivas, empiezan a preocupar no sólo a los consumidores particulares, sino también a las empresas. Algunos sectores con un peso importante en Aragón necesitan el gas para sus procesos productivos, como es el caso de la industria del metal, que ya ha alertado de que podría estar en peligro su viabilidad.


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La Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza, FEMZ, ha denunciado la grave situación que están pasando las empresas del sector como consecuencia de la inestabilidad que se está produciendo en el mercado gasístico. «Sin gas el sector del metal se paraliza completamente», apuntan.

En las instalaciones de fundición, extrusión, conformado, etc, el suministro de gas es crítico para calentar la materia prima y lograr la maduración del producto terminado. En las líneas de acabado también es vital para su funcionamiento.

En cuanto a la flexibilidad, las instalaciones están diseñadas para realizar un funcionamiento continuo, de forma que incluso cuando no están produciendo se mantienen los hornos y estufas con temperaturas mínimas para no llegar a un enfriamiento. Es importante saber que un corte de suministro de gas implica días para lograr el rearranque de la fabricación, en función de las incidencias.

«La Administración debe entender que es en los momentos de dificultad, como la actual crisis bélica, cuando la apuesta decidida por la industria como motor económico debe salir reforzada», señalan desde la FEMZ. «Estamos en una coyuntura en la que se hace más necesario que nunca proteger la industria del metal, que habilita la producción en todas las cadenas de valor posteriores«, añaden.

La industria manufacturera del metal es intensiva en consumo de gas y electricidad, unos costes que son la clave en su competitividad, por lo que los cortes e incrementos desmesurados ponen en peligro su viabilidad.

La industria consume el 60% del gas nacional, el doméstico representa el 20% y la generación de ciclos combinados el otro 20%. Al dispararse los precios del gas en octubre de 2021, el Gobierno protegió al consumidor doméstico congelando la tarifa; «pero, incomprensiblemente, el consumidor industrial gasintensivo (60%) ha visto incrementados sus costes, sin que se planteen compensaciones a la industria», puntualizan los empresarios del metal.

A este escenario negativo, se suma ahora la amenaza de cortes en el suministro de gas incrementando el nivel de incertidumbre del consumidor gasintensivo hasta el extremo de poner en peligro la continuidad de las empresas, por lo que se necesita un mecanismo de protección y estabilidad.


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«España necesita urgentemente medidas de competitividad energética que eviten la progresiva deslocalización de su industria, de no contar con dichos apoyos es más que probable que las producciones se vayan trasladando a otros países con costes más competitivos», apuntan desde la organización, que reclama la fiabilidad y seguridad en el suministro del gas, eliminar de los precios de la energía las cargas que no responden a costes reales de producción y distribución que penalizan la competitividad económica, regulaciones eficaces, medidas de apoyo a los sectores industriales de mayor consumo energético, y participación de los consumidores en los aspectos regulatorios y de planificación.