La falta de suministros ha sido el principal factor que ha lastrado la buena marcha que estaban experimentando las exportaciones aragonesas. Donde ha afectado en mayor medida ha sido en la automoción, hasta el punto de que la planta de Opel en Figueruelas ha debido suspender uno de los turnos de noche y prescindir de unos 300 trabajadores temporales.


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Asimismo, la fábrica del Grupo Stellantis ha comunicado un ERTE inminente ante la carencia de microchips que afectaría a toda la plantilla. Este problema, derivado de la pandemia, y que afecta al tráfico de materiales en todo el mundo, está impactando en la mayor parte de fabricantes de automóviles, así como a la industria auxiliar.

Pero la automoción no es la única afectada. La Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza (FEMZ) acaba de alertar de los «graves problemas» a los que se enfrenta el sector como consecuencia de la falta de suministros desde el inicio de este año. Se trata de uno de los sectores más potentes de la provincia zaragozana y el desabastecimiento está provocando un aumento de precios en materias primas necesarias en procesos productivos como el acero o el cobre, entre otros.

Tanto es así que los incrementos han alcanzado hasta un 80%, alertan desde la FEMZ. Unos aumentos que se observan también en productos químicos, cartón de embalaje o componentes electrónicos, destacan.

Detrás de esta situación podría estar, según valoran desde la Federación, el hecho de que el mayor productor del mundo de todas estas materias primas, China, ha reactivado su producción y absorbe todos los componentes para su propio mercado.

La situación es de tal magnitud que la FEMZ considera que el desabastecimiento podría provocar paros forzados en el sector o «medidas drásticas», tales como ERTEs.

PROBLEMAS CON EL TRANSPORTE MARÍTIMO

Otro sector que se está viendo afectado por problemas logísticos está siendo el de la alfalfa, en el que Aragón es la gran potencia española. Desde el punto de vista de la producción de forrajes deshidratados, la campaña 2020 / 2021 ha sido buena. De hecho, la Comunidad ha sido la segunda que ha registrado un mayor incremento respecto a la anterior: de un 11,8%, según han informado desde la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA).


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Desde el punto de vista comercial, el año ha ido de más a menos. Las retribuciones por el producto transformado en los primeros meses de campaña fueron «interesantes», indican, pero desgraciadamente desde el mes de julio, en un sector especialmente dependiente de las exportaciones, se comenzaron a sufrir «problemas en el transporte marítimo derivados todos ellos de la pandemia», apuntan desde la organización.

Durante los últimos meses «se están incrementando incesantemente los precios de los fletes marítimos, así como la disposición de espacio en los barcos y de contenedores para la exportación», alertan.  Estos problemas «siguen sin solucionarse y vemos como el transporte tiene un coste difícil de asumir por las industrias que forman parte del sector», han anunciado.