Francisco Serrano, hasta la fecha secretario general, director de Control y director general adjunto de Ibercaja, ha sido nombrado este miércoles por el Consejo de Administración nuevo presidente de la entidad financiera con sede en Aragón. Toma el relevo de José Luis Aguirre, que renuncia a su cargo por razones de edad después de una dilatada trayectoria en la que ha logrado proyectar Ibercaja y mantenerla independiente en un periodo de grandes fusiones.

Francisco Serrano, abogado del Estado en excedencia, ha ocupado diferentes cargos a lo largo de su trayectoria en Ibercaja, que inició en el año 2000 como jefe de Asesoría Jurídica, habiendo acumulado durante estas dos décadas un profundo conocimiento del negocio bancario, así como de la gestión y control de sus riesgos. En 2007 fue designado como subdirector. Asimismo, en 2013 fue nombrado consejero delegado de Banco Grupo Caja 3, hasta su integración en Ibercaja en octubre de 2014.

Desde 2015, y formando parte del actual Comité de Dirección, ha ocupado el cargo de director general adjunto, secretario general y director de Control, liderando las funciones de Control de Riesgos, Cumplimiento Normativo, Asesoría Jurídica, Asesoría Fiscal, Servicio de Atención al Cliente y Seguridad.

Con este relevo, Ibercaja mantiene su modelo de gobierno corporativo, que se alinea con las expectativas del Banco Central Europeo y con las mejores prácticas sectoriales, designando un presidente no ejecutivo, Francisco Serrano, encargado de impulsar, desde esta posición en el Consejo de Administración, la supervisión de la gestión del banco; y manteniendo como consejero delegado a Víctor Iglesias, al que le corresponde el liderazgo en la dirección y gestión del banco, en su condición de primer ejecutivo.

De este modo, Ibercaja preserva «un adecuado gobierno interno», como apuntan desde la entidad financiera, y además otorga continuidad a sus valores corporativos distintivos, que le han consolidado como un proyecto de banca minorista solvente, independiente y de futuro.

EL LEGADO DE AGUIRRE

El relevo en la Presidencia se produce, tal y como se había anunciado el pasado mes de diciembre, una vez formuladas las cuentas anuales de 2021 del banco y al haberse obtenido el pronunciamiento favorable de las autoridades de supervisión competentes para el candidato propuesto.

José Luis Aguirre ha desarrollado una exitosa trayectoria profesional en Ibercaja. Licenciado en Ciencias Económicas y Derecho por la Universidad Comercial de Deusto y Máster en Desarrollo Organizativo por el IOD de Lovaina, Aguirre se incorporó a la entidad en 1987 como subdirector general y director de Desarrollo de Negocio. En 1991 fue nombrado director general adjunto, con responsabilidad en las áreas de negocio minorista, red de oficinas, riesgos, seguros y banca a distancia, puesto desde el que implementó modelos vanguardistas de gestión bancaria.

Iglesias, Aguirre y Serrano, en el acto de relevo / Ibercaja

Ya como director general (desde 2004), junto al entonces presidente Amado Franco, protagonizó dos fases. En la primera, entre 2004 y 2008, pilotó la culminación de la expansión nacional de Ibercaja y, a la vez, la implementación de una prudente y ortodoxa gestión de riesgos, un factor diferencial que ha sido clave para llegar al momento actual. La siguiente fase, entre 2008 y 2015, correspondió a la intensa y difícil etapa en la que Ibercaja superaba con fortaleza la histórica reestructuración de sistema bancario español, se adaptaba a la nueva regulación con la transformación de la caja en banco e incorporaba a Caja3.

De acuerdo con esa nueva legislación, con la creación de Ibercaja Banco en 2011, José Luis Aguirre fue nombrado consejero delegado. En enero de 2015 renunció a esa función ejecutiva, para la que fue nombrado Víctor Iglesias, y se convertía en ese momento en vicepresidente primero del Consejo de Administración, responsabilidad desde la que accedió posteriormente a la presidencia no ejecutiva el 24 de febrero de 2017, relevando a Amado Franco.

Aguirre ha sido un directivo clave en la construcción de las principales ventajas competitivas actuales de la entidad: el impulso a la calidad de servicio en la relación con los clientes, la expansión geográfica del banco más allá de sus territorios tradicionales, la implantación de una cultura de riesgo crediticio basada en el rigor y la independencia de criterio, así como la constitución y el excelente desempeño de las diferentes filiales del grupo financiero.