A día de hoy, no hay zaragozano que no conozca El Rincón. De hecho, serán muy pocos los que no hayan comprado recientemente bien pan, frutos secos, golosinas o cualquiera de los productos que ofrece. Con 60 tiendas en Zaragoza, una en Huesca y seis en Madrid, suma además, dentro del Grupo Flamen&Co, los 85 establecimientos de Martín Martín, un tostadero de frutos secos (Buenola), una fábrica de patatas fritas (El Gallo Rojo), un obrador de pastelería (El Artesano) y un almacén logístico (Tostados de Calidad).

Todo esto empezó, en 1981, en un garaje de Torrero y con el sueño de una pareja: Antonio Flamenco y Concepción Lozano. Él trabajaba en banca; ella, en un establecimiento comercial. Querían pasar más tiempo juntos, y esa fue la razón por la que decidieron dejar sus respectivos empleos y poner en marcha un negocio propio. Adaptaron un local de los padres de él, en la avenida de América, que servía de cochera, y pusieron en marcha una floristería de 20 m2. Actualmente, 40 años después, la tienda de flores sigue abierta y, aunque funciona bien, «la mantenemos por romanticismo«, confiesa Flamenco.

EL PRIMER ‘FRUTOS SECOS EL RINCÓN’

La familia de Antonio seguía dando servicio en una tienda de alimentación adyacente, la cual redujeron para que sus padres tuvieran menos trabajo, a la par que ampliaban la floristería. Cuando sus progenitores se jubilaron, ampliaron todavía más la tienda de flores e inauguraron el primer establecimiento de Frutos Secos El Rincón. Corría el año 1984.

Pero, ¿cómo es posible un crecimiento tan significativo cuando se venden productos que ya existían en el mercado y que además aportan un margen de beneficio mínimo al ser bienes muy económicos? Según el propietario del Rincón, «fue más el cómo que el qué«. El hecho novedoso de vender a granel, con autoservicio, y sumar tres elementos (pan, frutos secos y golosinas) en un solo establecimiento supuso el despegue de la marca. El negocio rendía, así que el siguiente paso era evidente: replicar la fórmula. La segunda tienda se estableció en la calle Donantes de Sangre, en el barrio de Delicias, por aquel entonces una buena zona comercial. «Fue una evolución desde los barrios hacia el centro«, explica Flamenco, por una cuestión eminentemente económica, debido a que en las zonas periféricas los alquileres eran más baratos.

EL GRAN SALTO

Pero el gran salto llegó en los 90, cuando casi simultáneamente El Rincón abrió sus tiendas de Gran Vía, la calle Alfonso y paseo Damas. «Ahí aparecimos de repente para la mayoría de los zaragozanos», indica el fundador de la compañía. En el año 93, la marca ya sumaba 10 establecimientos en la capital aragonesa.

Con un nivel de consumo ya muy considerable, la apuesta de la compañía fue producir sus propios frutos secos, lo que consiguieron en 1994 con la compra del tostadero Buenola, situado entonces en Valdefierro (posteriormente se trasladó a la carretera de Cogullada). Con ello lograron, además, «disponer de un producto con una calidad controlada», dado que «en los frutos secos es muy importante conocer el tiempo que llevan hechos», explica Flamenco.

La adquisición de Buenola dio a la empresa una nueva dimensión / El Rincón

En 2004, El Rincón ya sumaba 50 tiendas en Zaragoza y Madrid, donde habían desembarcado en 1999. En la capital aragonesa, los establecimientos se habían multiplicado en lugares privilegiados de prácticamente todos los distritos. No parece un mal número para frenar un crecimiento tan intenso e intentar mantenerse, pero Flamenco explica que «hace ilusión crear riqueza a tu alrededor, generar puestos de trabajo y que la gente reconozca tu marca». Según explica, «la seguridad de los empleos está en seguir creciendo, siempre con cuidado, pero sin pausa».

En el caso de Madrid, habían empezado su desembarco a través de franquicias, un sistema que no funcionó y, a día de hoy, todas las tiendas son propias. El motivo de ese paso en falso queda bien plasmado en una anécdota que cuenta el propietario de El Rincón: «Estábamos mi esposa y yo en Madrid un fin de semana y visitamos uno de los establecimientos franquiciados, ubicado en un centro comercial. Al llegar, nos dimos cuenta de que no tenían bolsas para frutos secos y gominolas, y los clientes tenían que utilizar las bolsas destinadas a palomitas».

Flamenco llamó al responsable de la tienda y éste le dijo que las repondría el lunes. «Eso teniendo en cuenta que era sábado por la tarde, el día más fuerte de la semana», remarca Flamenco. Él mismo junto a su esposa fueron los que se desplazaron a otro establecimiento de El Rincón en la capital española para coger bolsas y poder reponerlas. «Al final, cuestiones como esta ponen en entredicho tu marca, por eso decidimos descartar las franquicias», apunta.

El desembarco en Madrid se produjo en 1999 / El Rincón

ÚNICA MARCA COMERCIAL EN LA EXPO 2008

Las historias de las empresas, como las de las personas, cuentan con sinsabores, como el explicado, y también con épocas recordadas con cariño. En el caso de El Rincón, esto ocurrió muy especialmente por haber sido la única marca comercial (aparte de los bancos Ibercaja y CAI) que contó con establecimiento propio en la Exposición Internacional de Zaragoza de 2008.

Al preguntarle a Antonio Flamenco cómo lo lograron, responde: «Por pesados, igual les llamé 40 veces». La respuesta siempre era que no, pero tuvieron la suerte de que, a menos de tres meses de la inauguración de la Expo, un país descartó participar, lo que dejaba un local vacío. «Fueron semanas de locura para conseguir montar la tienda en tiempo récord», explica. Inicialmente creían que con ella iban a perder dinero, «pero finalmente funcionó muy bien, a lo que se suma la ilusión que nos hizo a toda la plantilla».

Momentos dulces y, de nuevo, momentos amargos, como la experiencia de El Rincón en Barcelona, que iniciaron en 2010 y resultó fallida. «Nos fue realmente mal y eso que estábamos en sitios muy buenos: en el Portal de l’Àngel, en la Estación de Sants…», reconoce. En su opinión, «quizá nos equivocamos en el formato», pero Flamenco señala convencido: «Volveremos otra vez, seguro, analizando profundamente qué hicimos mal».

En su modelo de negocio, apostar por una ciudad nueva no es una cuestión sencilla. «Nosotros no podemos abrir por ejemplo una sola tienda en Tarragona», señala Flamenco. Se trata de una cuestión logística (el abastecimiento es más efectivo si las tiendas están próximas) y de personal (a la hora de cubrir bajas), por lo que decidir añadir una nueva ciudad supone invertir en varias tiendas en un corto periodo de tiempo.

LA SONADA COMPRA DE MARTÍN MARTÍN

El Rincón adquirió el tostadero de frutos secos en 1994, en 2008 la fábrica de patatas fritas El Gallo Rojo y, en 2015, cerraron el triángulo inaugurando su propio obrador de pastelería El Artesano. Además, un año antes, incorporaron un nuevo concepto de tienda, ‘El Rincón & Coffee’, que permite a los clientes poder consumir en el interior, con tres establecimientos de este tipo en la actualidad.

Pero la gran campanada llegó en 2018 cuando El Rincón adquiere Martín Martín, su máximo competidor en Zaragoza, dando lugar al Grupo Flamen&Co. Desde el principio, la idea fue mantener las dos marcas que, si bien ofrecen productos similares, también se diferencian en algunos aspectos (por ejemplo, Martín Martín está más especializada en encurtidos).

La adquisición de Martín Martín, su máximo competidor, en 2018 / El Rincón

Lógicamente, «en aquel momento hubo cierta preocupación por parte del personal, tuvimos que insistir mucho tanto pública como privadamente en que no íbamos a cerrrar ninguna tienda», reconoce Flamenco. Tres años después, las dos enseñas siguen funcionando con normalidad y han dado lugar a un grupo que cuenta actualmente con 1.100 empleados, con unas ventas anuales de 70 millones de euros y la generación de 20 millones de tickets al año.

MIRANDO AL FUTURO

Ese camino emprendido en el garaje de la avenida América es hoy un gran grupo empresarial aragonés forjado por un matrimonio que quería pasar más tiempo unido y que ya ha empezado a mirar hacia el futuro. Concepción y Antonio tienen dos hijas y, la mayor de ellas, «ya trabaja conmigo desde hace un tiempo, mientras la pequeña se está formando», explica el director general de Flamen&Co.

Concepción y Antonio, los artífices de este gran grupo empresarial aragonés / El Rincón

De hecho, la compra de Martín Martín «ya fue una decisión consensuada con ellas», desvela, por lo que la sucesión ya está forjándose. Y lo está haciendo paso a paso, tal como se ha desarrollado El Rincón con el devenir de los años.

Los valores que lo han impulsado: una extrema dedicación a formar a los empleados en la atención al cliente, partiendo desde la humildad, invirtiendo para ganar en calidad y, sobre todo, con la mentalidad empresarial de «crecer, crecer y crecer», como apuntan desde la compañía. Sin duda, su recorrido a lo largo de cuatro décadas así lo demuestra.