Una industria global como es la del automóvil es especialmente sensible a las crisis internacionales. El mejor ejemplo lo hemos tenido en los últimos meses con el enorme problema que ha supuesto para el sector la crisis de componentes generada por la pandemia, la cual está provocando, por ejemplo, parones recurrentes en la mayor fábrica de Aragón: la planta del Grupo Stellantis en Figueruelas.

Y los efectos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia no se han hecho esperar y suman un problema añadido a la industria del automóvil. En una reunión de urgencia del sector, en la que ha participado el Clúster de Automoción de Aragón (CAAR), ha quedado en evidencia el impacto: el 89,8% de las empresas encuestadas sufren ya problemas en las exportaciones y/o importaciones.

Asimismo, más del 30% de las empresas (30,7%) prevé que habrá consecuencias de las sanciones económicas impuestas a Rusia por distintos organismos internacionales. El 17% opina que habrá dificultades en los desplazamientos y el 5,7% se plantea posibles problemas para repatriar a los empleados de las plantas de países vecinos al conflicto, en caso de que la situación se agrave.

En este sentido, algunas empresas han expresado su preocupación por el hecho de que hay trabajadores de los países del este que se han sumado al ejército ucraniano para participar en la guerra y han abandonado sus puestos de trabajo.

Otra de las consecuencias del conflicto armado es la reducción de la producción, especialmente en los países de la Europa central y oriental. Los ejemplos se multiplican: Volkswagen ha tenido que limitarla en sus plantas alemanas de Zwickau y Dresde; Skoda en la República Checa, Hyundai y Renault en Rusia…

FUENTES DE PALADIO, GAS NEÓN Y CABLEADO

Rusia y Ucrania son piezas clave para el sector de la automoción, ya que son las principales fuentes de paladio, gas neón y del cableado de catalizadores y semiconductores. Más de 25% (25,7%) de las empresas que han participado en la reunión tiene parte de su negocio repartido entre Rusia y Ucrania.

De estas, el 90% tiene presencia en Rusia, mientras que el 26,7% está presente en Ucrania. Algunas de ellas han mostrado miedo ante la posibilidad de una nacionalización de las sedes, oficinas o plantas que tienen ubicadas en estos dos países.

Si la guerra se traslada a otros países limítrofes la afectación sería total, ya que la mayoría de las empresas están presentes en estados de la zona como Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Hungría, Finlandia, Estonia, Letonia y Moldavia. Un 37% de los encuestados afirma tener planta o actividad en los países vecinos a los afectados directamente por la guerra.

Cabe recordar que Rusia es el décimo fabricante mundial de coches. Con datos del 2020, aportó 1,4 millones de unidades al mercado, por detrás de los 2 millones de Brasil o los 2,4 de España, y muy por detrás de China que encabeza el ránking con 25,2 millones de coches. Aunque es cierto destacar que gran parte de esta producción de vehículos es para la venta en la propia Rusia.