Zaragoza no acarrea problemas «graves» de convivencia, al contrario, es una ciudad «amable» y «diversa», pero en la que también se producen ciertas actitudes xenófobas o de rechazo hacia la población extranjera o la comunidad gitana que pueden afectar a la cohesión social.

Ésta es una de las conclusiones que aparece en el diagnóstico de la población inmigrante y de las etnias minoritarias que conviven en la ciudad elaborado por el Ayuntamiento de Zaragoza, y que ayer fue presentado en la Casa de las Culturas.

Más de 300 entidades sociales conocieron ayer esta panorámica que servirá de punto de partida para la elaboración del Plan Municipal para una Ciudadanía Diversa e Intercultural que el Ayuntamiento de Zaragoza redactará tras un periodo de participación abierto a la ciudadanía y que se prolongará durante el mes de noviembre.


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Están llamados a participar entidades sociales y sindicales, así como organizaciones de todas las sensibilidades, indicó la consejera de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, Luisa Broto. «Nosotros creemos en la inteligencia colectiva», afirmó en declaraciones a los periodistas antes de la presentación.

La radiografía que recoge el diagnóstico dibuja una ciudad «mestiza», «diversa», que es «encrucijada de muchas culturas», y, al mismo tiempo «amable» y «acogedora», ha resumido.

No hay, por tanto, en líneas generales, problemas graves de convivencia en la capital aragonesa, aunque sí se registran ciertas actitudes de rechazo o de tensión de la convivencia.

«Estamos teniendo estallidos pequeños de situaciones de posibles racismos o agresiones verbales especialmente hacia la población musulmana y la comunidad gitana, situaciones que nos preocupan como responsables políticos», ha precisado.

UNA PEOR CALIDAD DE VIDA

El diagnóstico aporta datos también sobre la precariedad laboral de la población inmigrante que sufre un 20% de paro, cuando se trata de una población activa en edad de trabajar. La diferencia es evidente también en los salarios. La remuneración de los trabajadores extranjeros apenas alcanzan los dos tercios de la que reciben los empleados de origen español.

«La mayoría que viene a nuestro país de otros países es población joven en Zaragoza que busca una inserción laboral y un mejor futuro para su familia, no competir en un mercado laboral, que en todo caso habría que plantear si es justo para todos y todas», ha indicado Broto.


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En el análisis destaca también el índice de juventud de la población gitana, que concentra a 14.000 personas y supone el 1% de la población total: la tercera parte es menor de 16 años.

Casi cuatro de cada diez inmigrantes que habitan en la ciudad de Zaragoza proceden del continente europeo. En torno a una cuarta parte (un 25,6%) son originarios de países africanos y un 26,7 han llegado de América. Solo el 8, 8 % son personas originarias de los países asiáticos.