El aragonés Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina en 1906, llegó a tener dos increíbles palacetes en Madrid. El primero de ellos se situaba frente al Observatorio del Parque del Retiro, en la céntrica calle de Alfonso XII. En este singular palacete, construido en 1911, el Premio Nobel aragonés vivió hasta su muerte en 1934. Y sus herederos lo vendieron en 2017, desapareciendo así la oportunidad de crear en la capital española un museo sobre el único premio Nobel en Medicina español, junto a Severo Ochoa que también obtuvo este premio en 1959.


Publicidad



Publicidad


El segundo de los palacetes que el padre de la neurociencia tenía en Madrid estaba situado en Miraflores de la Sierra, una localidad de la sierra madrileña. Esa sería su casa de veraneo, y el lugar en el que estudió cómo fluye la información a través del cerebro, base del trabajo por el que en 1906 le concedieron el premio Nobel. En la misma finca también veraneó su amigo Federico Olóriz Aguilera, impulsor de la dactiloscopia.

Casa Ramón y Cajal

La parcela cuenta con 1.040 m2, y está rodeada de jardines / Idealista

La casa, conocida como Villa Eugenia, está situada en uno de los lugares de veraneo típicos de la alta burguesía madrileña, en la zona de la Sierra de Guadarrama-Alto Manzanares, muy cerca del puerto de la Morcuera y junto a la presa de Miraflores. Esta zona de ‘hotelitos‘ era refugio de muchos ilustres que buscaban el aire puro como remedio para combatir la tuberculosis.

Y ahora, Villa Eugenia está a la venta por 1.699.000 en Idealista con precio muy rebajado con respecto al precio inicial, cuando llegaron a pedirse 4,5 millones de euros por el inmueble. El palacete fue construido con piedra con orientación sur, y ocupa una parcela de 1.040 m2, amurallada en piedra y con verja de hierro. Tiene ocho habitaciones y cinco baños, además de amplios jardines. La casa se mantiene prácticamente intacta,  ya que solo se han hecho reformas para añadir mejoras como la instalación de la calefacción, y una cocina de fuego.


Publicidad


Casa de Ramón y Cajal

La casa se conserva prácticamente intacta / Idealista

El resto de la casa está prácticamente intacta, incluyendo elementos decorativos que la hacen única, como las paredes decoradas con azulejos que se encargaron a la Real Academia de Sevilla. En la planta baja del palacete encontramos un hall con suelo de mármol y baldosas hidráulicas artesanas y paredes revestidas de azulejos y carpintería de la época, además de dos comedores, un despacho y dos dormitorios con sus correspondientes cuartos de baño.

En la planta principal destaca un gran salón con chimenea y una galería acristalada. En la segunda planta hay seis dormitorios, un salón de billar y hasta cuatro terrazas. La tercera planta tiene un techo abuhardillado con vigas de roble. Además, la casa cuenta con una planta semisótano que se dedicó al servicio y que cuenta con tres dormitorios, cocina, cuarto de plancha, despensa y lavadero. Tiene como anejo un garaje con capacidad para seis coches.


Publicidad



Publicidad


RAMÓN Y CAJAL, CLAVE EN LA MEDICINA MODERNA

Nacido en la localidad navarra de Petilla de Aragón, Ramón y Cajal era hijo de padres aragoneses, y él siempre se sintió aragonés, ya que su nacimiento en este enclave navarro de la provincia de Zaragoza fue circunstancial, ya que su padre era médico, y cambiaba de residencia por los pueblos del Alto Aragón de forma continua. De hecho, Ramón y Cajal pasó pasó gran parte de su infancia en distintos pueblos de la provincia de Huesca y en Zaragoza, ciudad en la que estudió medicina.

Cajal es considerado padre de la neurociencia, porque en 1888 descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso. Su teoría fue reconocida en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana celebrado en Berlín, y en 1906, le llegó el reconocimiento definitivo con el Premio Nobel de Medicina, compartido con Camillo Golgi.