Una de las principales preocupaciones de muchas instituciones financieras y muchos particulares en estos tiempos de preeminencia digital y protagonismo de las transacciones en línea es la seguridad de dichas transacciones y otras actividades financieras que realizamos a través de la red.


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Un alto porcentaje de estas amenazas tiene como protagonista el malware, aunque el phishing, la suplantación de identidad y los secuestros de sesión son técnicas de ciber delincuencia cada vez más extendidas. Por ello, muchas entidades se han visto obligadas a buscar soluciones tanto propias como en la nube para lidiar con estos ataques.

Esta protección afecta mayoritariamente al fraude online, aunque tampoco puede descuidarse la protección frente al fraude a través de dispositivos móviles.

Sin embargo, el punto más frágil de todo el sistema es el usuario final, y los ciber delincuentes lo saben. Es por ello que la mayoría de los ataques están dirigidos a este eslabón. Garantizar de manera efectiva una interacción segura de los usuarios con las aplicaciones es un reto aún por depurar.

Para evitar en la medida de lo posible exponerse a estos riesgos, conviene tener en cuenta una serie de sugerencias que podrían ser decisivas para mantener nuestras cuentas digitales y nuestros instrumentos financieros saneados y seguros cuando operamos con ellos a través de internet.

Lo primero a tener en cuenta son los nombres de usuario y las contraseñas que utilizamos. Debemos poder acordarnos de ellas, pero no podemos elegir opciones demasiado sencillas, predecibles o que puedan identificarnos con facilidad.

Tenemos mucha información personal esparcida por la red y muchas veces no es difícil acceder a ella. Así que, ¡creatividad! La utilización de Pin o sistemas de Huella Dactilar dificultará aún más la tarea de los criminales, por lo que también conviene hacer uso de ellos.

Otra medida importante es la actualización continua de nuestros dispositivos. Esto debe hacerse específicamente a través de la Configuración de nuestro dispositivo. Cuidado con las ventanas emergentes que solicitan una aceptación u actualización (incluso en webs o sistemas operativos confiables), es una técnica muy extendida entre los hackers.

Puede llevar algo más de trabajo, pero es recomendable no habilitar los inicios de sesión automáticos. Iniciar sesión lleva solo unos segundos y hacerlo de forma manual para evitar que las contraseñas y nombres de usuario almacenados no puedan ser sustraídos (¡nunca sabemos qué medidas de seguridad está usando el sitio web en el que permitimos este tipo de opciones ni si estarán adaptadas a las nuevas amenazas que van surgiendo!)


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Es común que las técnicas de phishing utilicen el Bluetooth de los dispositivos como vía de acceso para la monitorización y robo de los datos que contenga dicho dispositivo. Por ello, desconectemos esta funcionalidad cuando no la estemos usando, sobre todo si vamos a operar a través de banca online.

En esta lista de consejos no puede faltar, por supuesto, uno de los clásicos, el no acceder a nuestros datos personales o bancarios a través de redes inseguras. Las redes públicas, o las que están disponibles en bares, hoteles y aeropuertos (muchas de ellas gratis) suelen ser redes abiertas y desprotegidas que no ofrecen las garantías básicas para realizar navegaciones seguras.

Por ello, si necesitamos realizar algunas gestión importante o transacción en línea, mejor esperar a hacerlo desde una conexión de confianza. ¡Puede ahorrarnos muchos disgustos!

En este mismo sentido, también conviene fijarse siempre en que el sitio web al que accedemos es el correcto y está protegido. Para ello, comprobemos siempre la barra de direcciones y asegurémonos de que es legítima y que la conexión es segura. Siempre podemos incrementar la seguridad de nuestras comunicaciones cifrando los envíos mediante una conexión VPN.

Por otro lado, la monitorización de nuestras cuentas bancarias (ya sea a través de accesos periódicos desde posiciones seguras o a través de notificaciones y alertas) pueden ayudarnos a localizar amenazas de manera rápida y reaccionar frente a ellas eficazmente.

En este caso, tampoco debemos bajar la guardia y siempre tendremos que asegurarnos de que las notificaciones o correos que recibamos son realmente de nuestro banco o institución financiera, ya que muchos ataques se ocultan a través de emails aparentemente legítimos que, a primera vista, cuesta identificar como falsos.


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Para finalizar, cabe mencionar que los sistemas de protección como algunos antivirus o softwares defensivos pueden ser grandes aliados contra estas amenazas.

Teniendo en cuenta todas estas advertencias estaremos mucho más blindados frente ataques digitales y mantendremos nuestra información sensible y nuestras cuentas personales a salvo. ¡Pongámoslas en práctica y no nos descuidemos!