La compañía francesa de automoción PSA, fabricante de Peugeot, confirmó este miércoles que negocia con la ítalo-estadounidense Fiat Chrysler Automobiles (FCA) una potencial fusión.

«Tras las recientes informaciones en la prensa sobre el posible acercamiento del grupo PSA y el grupo FCA, el grupo PSA confirma que hay discusiones en marcha de cara a crear uno de los principales grupos automovilísticos mundiales«, dijo la firma gala en una escueta aclaración escrita.


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The Wall Street Journal adelantó este martes que ambas compañías están barajando hacer una fusión entre iguales y que en la empresa resultante compartirían el cargo de consejero delegado el actual ejecutivo de Peugeot, Carlos Tavares, y el presidente de Fiat, John Elkann.

El gigante automovilístico que saldría de esa operación, según el diario, estaría valorado en 50.000 millones de dólares.

Fuentes conocedoras del caso dijeron a The Wall Street Journal que las negociaciones son fluidas y se pueden considerar otras opciones y condiciones, pero aclararon que no hay garantías de que vayan a alcanzar un acuerdo final.

PSA rechazó ayer comentar «rumores de los mercados», pero este miércoles confirmó el proyecto adelantado. Fiat, a la que Peugeot ya se había acercado previamente con una propuesta de fusión, retiró hace unos meses una oferta para combinarse con la rival de esta, Renault.


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Esta nueva situación societaria siembra incertidumbre en el entorno de la factoría aragonesa de Figueruelas, según explican varias fuentes sindicales. Y recuerdan que ya vivieron la adquisición de Opel por parte de PSA en 2017, y por eso temen por el empleo.

Desde CCOO se teme que la competencia existente entre fabricas del mismo grupo se pueda volver extrema con la incorporación de las fábricas que Fiat tiene en Turquía, República Checa, Serbia o India.

El presidente de PSA señaló en su última visita a Figueruelas, hace pocas semanas, que “es posible que se necesiten” fusiones entre distintas compañías automovilísticas para afrontar el futuro de la automoción.

Una aseveración que a la planta aragonesa le generó incertidumbre tras las últimas amenazas de deslocalización de la factoría o la retirada de parte de la producción.