El jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, Santiago Martínez, ha manifestado que el «shock de precios» está durando «más de lo previsto», pero sigue motivado por «factores coyunturales», como el encarecimiento de las materias primas derivado de la escasez de oferta y agravado por la guerra de Ucrania, además de por unas políticas fiscales y monetarias muy expansivas durante la pandemia «que solo han comenzado a endurecerse muy recientemente».

Se ha pronunciado así después de que se haya conocido que el Índice de Precios de Consumo (IPC) ha subido el 1,8% en junio en relación al mes anterior y ha disparado su tasa interanual 1,5 puntos, hasta el 10,2%, su nivel más alto desde abril de 1985, según los datos avanzados publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja ha comentado que puesto que los precios han subido por factores coyunturales «no se trata de un cambio estructural respecto al ciclo anterior, cuando estábamos preocupados por la deflación» y el escenario más probable es que se produzca una desaceleración del IPC en los próximos meses, «que ya sería apreciable a final de año y ganaría intensidad en 2023».

Santiago Martínez ha esgrimido «que los riesgos son, en cualquier caso, elevados» y los precios de las materias primas siguen dependiendo en buena medida de lo que suceda en la guerra de Ucrania, y «esto puede provocar que el shock inflacionista se prolongue». Ha apuntado que la aceleración de los precios ha sido secuencial: materias primas, bienes afectados por la escasez de oferta, costes energéticos, bienes intermedios, alimentos y servicios. «Hay algunas muestras de que el proceso inverso se ha iniciado, como el abaratamiento de las materias primas industriales o de los bienes en los que había mayor escasez, pero hacen falta avances en el gas, el petróleo y los alimentos para que la desaceleración se generalice», ha apostillado.

Además, Martínez ha advertido de que la inflación continúa afectando al consumo y, en el mes de mayo, las ventas minoristas han permanecido estancadas en términos reales y han sido todavía un -3,6% inferiores a las de febrero de 2020.

ANÁLISIS DETALLADO

El jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja ha precisado que con el IPC al 10,2% interanual se supera el 8,7% de mayo y el máximo del 9,8% que se había alcanzado en marzo. «Se trata de la tasa más alta desde abril de 1985», ha enfatizado. Igualmente, ha expuesto que también se ha acelerado el índice subyacente, en este caso hasta el 5,5% desde el 4,9% de mayo y sería el máximo incremento desde agosto de 1993. A falta de la desagregación y del dato definitivo, la aceleración proviene según el INE de los alimentos y bebidas no alcohólicas y, en menor medida, de hoteles cafés y restaurantes.

«Así que la esperada desaceleración se pospone una vez más a pesar de que parece que la presión de los precios de la electricidad se ha empezado a moderar», ha observado el economista. Según ha dicho, «queda por ver hasta dónde llegarán los precios de los alimentos, cuando los de las materias primas agrícolas y ganaderas se ha comenzado a reducir».

A colación, ha aclarado que la partida de alimentos y bebidas no alcohólicas es la que tiene un mayor peso en la cesta de consumo del IPC, del 23%, «y está algo sobrerrepresentada por los cambios derivados de la pandemia», cuando aumentó el peso del consumo de alimentos y bebidas, que antes rondaba el 19%, en detrimento de otras partidas en las que se redujo el consumo como vestido y calzado, transporte y ocio, ha contado.

El especialista ha puntualizado que, a diferencia de los datos de Eurostat, el IPC subyacente al que se refiere el INE sí que incluye los alimentos elaborados.