El edificio de Torre Zaragoza ha supuesto un hito en el nuevo urbanismo de la capital aragonesa por muchos motivos. El más notorio es que se trata del complejo residencial más alto de la capital aragonesa, pero no se queda ahí y su innovación en materia de sostenibilidad ha supuesto que haya sido reconocido por la multinacional Porcelanosa en la XIV edición de sus premios.

Un jurado de primer nivel internacional, formado por los arquitectos Alejandro Bueso-Inchausti, Malika Junald, Diego Escario, Juan Carlos Baumgartner y Alfonso Olalquiaga ha decidido otorgar al edificio de la promotora Plaza 14 y con diseño de Ingennus la mención especial al edificio más sostenible.

El premio entregado en el Hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid es, para el gerente de Plaza 14, Fernando Montón, «el reconocimiento a un proyecto muy singular, no sólo por sus 106 metros de altura y ser el primer rascacielos residencial de Zaragoza, sino también porque ha sido diseñado para la máxima eficiencia energética, el aislamiento térmico y acústico, con los mejores materiales y los mínimos consumos».

Joaquín Lahuerta, socio fundador de Ingennus, empresa encargada del diseño de Torre Zaragoza, explica para HOY ARAGÓN que el premio les ha hecho «especial ilusión». Recuerda: «Arrancamos el proyecto en 2017 y las primeras premisas eran que fuera un edificio de vanguardia y con un diseño rompedor, pero en el ADN de Ingennus está la responsabilidad social y, por tanto, la sostenibilidad».

Tanto fue así que «nos adelantamos a la normativa que la UE iba a publican en 2020», hasta el punto de que la calificación energética del edificio «no sólo alcanza el nivel A en sus dos marcadores, sino que los supera ampliamente», explica Lahuerta.

En los inmuebles de Torre Zaragoza, que son 285 con capacidad para unos mil habitantes, la eficiencia energética es máxima, por lo que la variación térmica en el interior de las viviendas tanto en verano como en invierno es mínima.

Lo explicaban a HOY ARAGÓN algunos de sus primeros vecinos, como Ester Zaragoza:  “La gran ventaja es que nunca llegas a pasar un poco de frío o de calor porque la temperatura se mantiene constante”, señalaba. Asimismo, revelaba que “tardamos en encender la calefacción pese a que en el exterior hiciera frío porque la vivienda se mantenía caliente por estar muy bien aislada. Lo mismo en verano, no pasamos nada de calor e incluso dormimos tapados”.