Las vacaciones dejaron de ser hace tiempo una elección entre playa o montaña. Actividades urbanas, viajes de aventura o recorridos gastronómicos son opciones cada vez más demandadas por los viajeros y, en este ámbito, Aragón ofrece una gran variedad de posibilidades. Concretamente, en el ámbito del turismo enológico, son diversas las alternativas, algunas de ellas todavía con un recorrido corto, pero que están dando muestras de su viabilidad.


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Es el caso del espacio ‘Terroir-Garnacha’, iniciativa puesta en marcha en el Campo de Borja por Bodegas Aragonesas, que cumple su primer año de vida con un balance de 3.487 visitantes. De ellos, un 60% han sido aragoneses, un 30% del resto de España y un 10% extranjeros.

El proyecto puso en marcha un nuevo edificio con una superficie de 6.700 metros cuadrados y una inversión de 7,5 millones de euros. Sus instalaciones albergan nuevas oficinas, la tienda, salas expositivas y ampliación de la capacidad en depósitos en un 100 % y en un 80% la zona de crianza

Además, el edificio se ha construido bajo criterios de sostenibilidad y cuenta con una instalación fotovoltaica que les permite generar un 30 % de su consumo. El espacio ‘Terroir – Garnacha’ también ha permitido que se aumenten hasta en un 50 % las actividades enoturísticas. Catas verticales de sus vinos más representativos, catas maridadas, visita a viñedos, eventos… Desde su construcción, se han desarrollado más de una veintena de acciones diferentes en torno al vino y, sobre todo, en torno a la garnacha.

Para celebrar el primer aniversario, Bodegas Aragonesas ha organizado la jornada ‘Un día entre garnachas’, dirigida a medios de comunicación, influencers especializados y a los principales comunicadores de Aragón. En ella, han podido visitar algunos de los viñedos más antiguos de la bodega y han hecho un recorrido por el nuevo espacio, con catas de las principales garnachas.

ARAGÓN, TERRITORIO VINÍCOLA

Las distintas denominaciones de origen aragonesas hacen que la Comunidad sea un destino óptimo para el enoturismo, y algunas experiencias han fraguado y se han sumado a la oferta turística tradicional de la Comunidad. Una de las de mayor arraigo es la Ruta del Vino del Somontano, que permite disfrutar de más de 80 experiencias.

Obras arquitectónicas, bodegas con historia y un amplio catálogo de actividades enfocadas a grupos, parejas o familias conforman un abanico de opciones que puede ajustarse a cualquier visitante según su presupuesto y sus inquietudes. Entre las posibilidades, se encuentran visitas y degustación de vinos en las propias bodegas, diferentes rutas en autobús, experiencias gastronómicas maridadas…


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Entre los meses de junio y julio, por ejemplo, se ha llevado a cabo la iniciativa ‘Catas con vistas’, dedicada a realizar catas en zonas de interés paisajístico y cultural, como la ermita de la Candelera en Salas Altas, el mirador O’Bicón de Alquézar o la ermita de Torreciudad.