La Navidad no cede ante la crisis del coronavirus. Así al menos es la intención de los grandes ayuntamientos de España, entre ellos Zaragoza, para continuar en su apuesta por iluminar las grandes avenidas de la ciudad en un espectáculo de luces y color.

Una decisión del Ayuntamiento (PP y Ciudadanos) que ha sido definitiva por el interés de los comerciantes que reclaman apoyo en la campaña de Navidad que puede ser crucial para terminar el año con más ventas que las de los últimos meses por la crisis sanitaria.


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En algunas calles del centro de Zaragoza ya se pueden ver las luces navideñas que se encenderán en las próximas semanas, tras instalarse al terminar las fechas tradicionales de las Fiestas del Pilar que no se celebraron por la pandemia. La prisa por la instalación responde a un criterio comercial para incentivar el consumo: los comerciantes quieren tener cuanto antes el espíritu navideño para animar al consumo.

De esta forma, la ciudad de Zaragoza volverá a ser el centro de atención de sus habitantes, y de algún visitante si se abre el confinamiento perimetral de varios municipios y regiones. Pero no será la única ciudad, ni mucho menos.

Madrid, Barcelona o Sevilla también han apostado por redoblar los esfuerzos en proponer una iluminación navideña que levante el ánimo de la ciudadanía e incite al consumo para reactivar la economía local. Y todas ellas de muy distinto signo político: desde un alcalde del PP a la alcaldesa ‘común’ Ada Colau o el ayuntamiento sevillano del PSOE.

La ciudad de Zaragoza lo corroboró en su importante apuesta del año pasado: de la inversión en decoración navideña -400.000 euros- se genera un repercusión económica de más de 2 millones de euros.


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En Cádiz o Málaga la inversión es seis veces mayor, y también hay ciudades más pequeñas como Ceuta (611.000) que superan en mucho los 400.000 euros zaragozanos. Por no hablar de Madrid, que no escatima en luminarias con un presupuesto anual que supera los 2,2 millones de euros.