Los vecinos de Moros sacan fuerzas para poder ayudar con lo que pueden a los que han podido sobrevivir a las llamas y no han muerto quemados o asfixiados por el humo. “La situación es tan delicada… catorce personas que vivían de la Sociedad Agraria de Transformación, que conservaba en cámaras la fruta recogida para luego venderla, se ven sin sustento y otros que tenían campos de frutales se han quedado sin nada. ¿Cómo tiras ahora adelante?”, explica Victor, un joven vecino del pueblo, en declaraciones a HOY ARAGÓN.


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Su casa se ha visto afectada y está parcialmente quemada, pero insiste que al vivir en Zaragoza no considera que tenga un problema de subsistencia como si tienen otros vecinos. A pesar de todo, desde el Ayuntamiento publican en redes sociales iniciativas tan alentadoras como la de salvar a animales heridos. Promovido por los cazadores de la localidad, hacen batidas y ponen cubas de agua en determinados sitios para que puedan beber ya que se han quedado sin su alimento, y en una paraje donde, días después de haberse decretado el control del incendio, siguen su produciéndose pequeños fuegos. 

Un corzo quemado por las llamas del incendio ocurrido en Ateca / Cedida

A HOY ARAGÓN han llegado imágenes enviadas por los vecinos de animales fallecidos con rictus de dolor que trasmiten una muerte dolorosa, acorralados por las llamas y sin posibilidad de fuga. Es otra de las caras de un desastre medioambiental del que ahora se están viendo algunas de sus terribles consecuencias. 


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Un jabalí calcinado en el incendio de Ateca / Cedidas

CORZOS COJOS INTENTANDO SOBREVIVIR

Hemos hablado con otros vecinos de Moros como Sergio que cuentan que han visto corzos con las patas dañadas todavía asustados por el campo, vagando sin rumbo y sin alimento. Hoy su sustento es ceniza y polvo. “Hay demasiados; muchos sin poder apenas caminar y a los que se ha dejado agua para que puedan recuperar algo de sus fuerzas”, relatan Sergio, que lleva días recorriendo el entorno de su pueblo.

Todavía nadie ha sido capaz de contabilizar el daño ecológico para la fauna y la flora local, que ha dejado desértico un terreno  del que corzos, jabalíes, conejos y aves disfrutaban con libertad. Ahora los vecinos de Moros, a pesar de los dramas personales que viven, han dado un paso adelante para salvar a estos animales.