Mientras Miguel Ángel Grimal sigue comiendo ‘gratis’, pero esta vez en prisión desde el pasado mes de julio, el nuevo Miguel Ángel, denominado ya ‘príncipe del simpa’ ha empezado a hacer de las suyas.

El ‘modus operandi’ sigue siendo el mismo, aunque, para los policías que han intervenido en ambos casos, con matices. Grimal conocía la ley y también vivía al límite de la indigencia. De hecho, habría frecuentado en varias ocasiones el albergue de Zaragoza, precisamente en los momentos en los que no estaba comiendo o cenando ‘de gorra’.

El ‘príncipe del simpa’ es de Gerona, tampoco declara domicilio conocido en Zaragoza y presumiblemente se conoce la ley. Sin embargo, dicen los que lo han visto y han sido sus víctimas que sus reacciones son más violentas, más agresivas. «Te dice que su tío es policía y que no sabemos con quien nos metemos… Se enfrenta a nosotros y también a los policías cuando llegan a identificarle», explican en uno de los restaurantes donde ha actuado el ‘príncipe del simpa’.

La trayectoria de este imitador comienza el pasado 28 de febrero con dos cafés y dos bollos valorados en 11 euros en una cafetería. Desde entonces, su apetito ha ido aumentando. Pinchos, chipirones, carajillo, 28 euros. Entrantes y plato principal con copa de Baileys incluida, 27 euros. Y la última, el 4 de marzo, un sábado en el que decidió comer sin pagar y repitiendo con el Baileys, esta vez dos copas. La últimas de sus facturas ascendió a los 60 euros.

Policía Local y Nacional ya le tienen identificado. Son muy conscientes de que estas personas, bien por indiferencia o algún problema de otra índole, como parecía el caso de Grimal, o bien porque han decidido adoptar el papel de imitadores, actúan con cierta impunidad. «Se saben la ley y actualmente hablamos de delitos leves. De uno a tres meses de multa sin ser un delito grave para el que habría que alcanzar la cifra de los 400 euros en la estafa«, insisten fuentes policiales.

CONOCEN LA LEY Y LA INFRINGEN

Hasta que la ley no se endurezca para estas estafas consideradas menores, habrá ‘simpas’ dispuestos a bordear la legalidad. Lo cierto es que Grimal ya supero la cifra delictiva y en la cárcel no parece importarle mucho. De hecho sigue comiendo, cenando y desayunando ‘gratis’ en prisión.

El nuevo ‘simpa’, el príncipe, no huye ni niega los hechos, simplemente se queda allí esperando con frases hechas como «no sabéis quien soy», «A mi no me vais a cobrar esto»… Grimal esperaba y admitía, sin ir más allá. Ahora el hostelero, además de ser estafado recibe una reprimenda. «Son jetas en todos los sentidos; personas sin vergüenza que no saben el daño que hacen a los demás«, se lamenta uno de los hosteleros estafados. Ahora, a esperar a la próxima del ‘príncipe’, o quizá surja un nuevo ‘heredero’.