Los Bomberos de Zaragoza han realizado este jueves una práctica en la llamada Torre Zaragoza, el edificio de viviendas más alto de la capital aragonesa antes de la llegada de los nuevos vecinos. Este inmueble, ubicado en la avenida Navarra junto a la Estación de Delicias, alcanza los 100 metros de altura distribuidos en 30 plantas, y cuenta con mecanismos de protección de última generación que garantizan la seguridad en caso de una emergencia. Así lo han comprobado desde el Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento en las distintas visitas realizadas al interior del mismo durante el último año.

No obstante, la altura del edificio se sitúa muy por encima del resto de inmuebles de la ciudad y rebasa el nivel de los servicios diarios de los Bomberos, que suelen producirse por debajo de los 20 metros de altura. Hasta ahora las dos torres del World Trade Center (WTCZ), sede de oficinas y donde trabajan cientos de empleados, eran las más altas con 70 metros y 18 plantas. Aun así la diferencia con este nuevo edificio es de 30 metros. Por todo ello, la Torre de Zaragoza supone una novedad para el Cuerpo Municipal de Bomberos, de ahí que plantearan a la constructora Dragados la posibilidad de realizar una prueba ante la dificultad de transportar a las plantas más elevadas el agua necesaria para apagar un incendio.

Con este objetivo, los Bomberos de Zaragoza se han trasladado hasta el lugar este jueves con un operativo compuesto por 12 agentes, (los habituales en caso de un incendio en una vivienda), un vehículo de mando, dos autobombas y la nodriza de alta presión, adquirida por el Ayuntamiento el pasado año precisamente para poder actuar en edificios de grandes dimensiones como el construido en el entorno de Delicias. Les ha acompañado el concejal delegado, Alfonso Mendoza. Desde Bomberos de Zaragoza explican que el edificio dispone de depósitos de agua en diferentes alturas y mecanismos de protección que garantizan en todo momento la seguridad. Aun con todo, los agentes han querido realizar esta prueba para ensayar un plan alternativo poniéndose en el hipotético caso de que los sistemas fallaran.

“Nuestro trabajo es ponernos en el peor escenario posible, comprobar que podríamos apagar el fuego con nuestros medios sin contar con los del edificio, que funcionarán en prácticamente la totalidad de los casos”, comenta el jefe de Bomberos Eduardo Sánchez, y eso es lo que han hecho esta mañana. Han probado que podían apagar un incendio en la última planta del edificio, sin contar con los mecanismos de protección del mismo, en tres alturas diferentes. El trabajo ha consistido en salvar la mayor dificultad que entraña el edificio a la hora de apagar un fuego, es decir transportar el agua hasta las plantas más elevadas. Para ello, se han utilizado diferentes técnicas hidráulicas de impulsión en función de la altura, en cada uno de los tres trabajos.

Para la primera prueba realizada en la última planta, la más exigente, se ha descolgado una manguera especializada ‘highride’ en vertical que se ha conectado mediante un tendido a un camión nodriza. El reto aquí estaba en que el agua venciera la fuerza de la gravedad y llegara a su objetivo, para lo que se han utilizado sistemas de impulsión especiales. Para este último tramo de la torre, se ha utilizado la nodriza con bomba de alta presión de última generación adquirida por el Ayuntamiento el pasado año.

La prueba ha concluido con éxito ya que el agua necesaria para apagar un incendio ha llegado hasta lo más alto de la torre. La manguera ha transportado hasta la planta 30 siete kilolitros de agua con una presión de 400 litros por minuto, para lo que ha sido necesario bombear 25 litros desde el camión situado en la calle.