Sucedía hace unos días en el barrio zaragozano de Las Fuentes. Una vecina salía del portal de su casa en torno a las doce del mediodía y, a plena luz del día veía cómo un joven de 19 años estaba forcejeando con un anciano de 95. «Gritaba: ¡chorizo, ladrón! ¡Ayudadme! Había otra persona cerca pero no intervino», explica la joven a este diario. Mientras atendía a la víctima, intentando no desatender también a su hija que iba en una silleta llamó con su teléfono móvil a la Policía Nacional. «Mientras, este chico nos miraba desafiante, con la mascarilla bajada, y llevaba ya la cartera del señor mayor en uno de sus bolsillos«, recuerda.

La joven iba describiendo al presunto ladrón mientras, según su relato, el ladrón seguía observándoles, en ocasiones con «una sonrisa burlesca«. Mientras ella hablaba aparecieron dos patrullas y el chico desapareció. «No me dijo nada pero parecía que todo le daba igual; me miraba como si nada, sin remordimientos», dice la joven que no ha querido desvelar su identidad.

«LO VOLVERÍA A HACER»

Era la primera vez que esta vecina del barrio de Las Fuentes se enfrentaba a una situación así. «Nunca me había pasado pero si se da el caso otra vez, lo volvería a hacer«, confiesa. Tanto la víctima como su hijo le han dado las gracias por la ayuda que prestó y el interés que puso aquella mañana. «Cogía al hombre del brazo porque estaba muy nervioso; con las injusticias no puedo«, se sincera.

El presunto ladrón fue detenido y puesto en libertad a la espera de juicio. «Me dijo la policía, a quien agradezco la rapidez de reacción que no volvería a molestar por esa zona pero por si acaso, prefiero no dar pistas«, explica la joven, que no se reconoce como heroína sino como una vecina que ayudo a otro vecino que necesitaba ayuda.