Sucedió en Ejea de los Caballeros (Zaragoza) en pleno auge de contagios de la tercera ola. Un hombre consumía droga en plena calle sin llevar siquiera visible la mascarilla. Al verle una patrulla de la Guardia Civil recriminó su acción y procedió a identificarlo y a sancionarle.


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En ese momento, el condenado golpeó a un guardia en la cara, le retorció los dedos y le mordió en un hombro. Hasta el lugar tuvo que acudir otro vehículo de la Guardia Civil así como otro vehículo más de la policía local de Ejea de los Caballeros.

“SALE DEMASIADO BARATO”

El detenido se enfrentaba a un delito de atentado contra la autoridad que conlleva una pena máxima de tres años de cárcel, sin embargo el juez ha estimado, a pesar de las pruebas gráficas presentadas que el delito no era tan grave. Como resultado, no entrará en prisión al tener una condena inferior a dos años y pagará una multa leve durante 40 días.

La acusación particular, ejercida por la Asociación Española de Guardias Civiles por medio del abogado Jorge Piedrafita, considera que sale “demasiado barato” faltar a un agente de la ley que estaba sancionando un incumplimiento de medidas sanitarias.

“Recibió un mordisco con intención y con el riesgo de ser contagiado por COVID-19. ¿Qué más tiene que hacer para recibir un castigo proporcional?”, explica Piedrafita.

Este abogado insiste en que los agentes agredidos tuvieron que recibir tratamiento con medicación. “Según la ley tendría que ser considerado delito grave, no leve cÓmo dictó el juez”, insiste este abogado.

No es la primera vez que unos guardias civiles se enfrentan a una situación de este calibre enpandemia. El pasado mes de marzo, cinco agentes fueron agredidos y escupidos por una mujer en Cuarte de Huerva que resultó ser positiva por COVID-19. “Estas continúas agresiones a los agentes que ponen en riesgo su vida para proteger a la ciudadanía no tienen que salir a precio de ganga”, recuerda Piedrafita.