Marcos Menjón todavía no puede evitar hablar de su ex jugador como si todavía estuviese en este mundo. «No me lo creía, cuando ayer llamé a su entrenador del Fuentes par asegurarme me quedé helado», reconoce en una llamada telefónica en la que atiende a HOY ARAGÓN. Lo conoce desde que tenía 14 años y lo entrenaba cuando era un cadete con mucha proyección como extremo derecho.


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No habían pasado ni 24 horas desde el accidente que truncó la vida de Luís Miguel López a sus 23 años de edad y recién terminados sus estudios universitarios. «No he conocido persona tan atenta y respetuosa, siempre con buena cara y dispuesto a todo», explica Javier Galindo, entrenador del C. D. Mallén.

La Guardia Civil confirmaba que el vehículo que chocó frontalmente con el que conducía el joven jugador del C.D. Fuentes iba conducido por un hombre que ya ha sido detenido. Es, para los investigadores, el responsable de este accidente mortal. Se le acusa de homicidio imprudente, conducción temeraria y por ir al volante con tasas positivas de alcohol en sangre. Un nuevo caso que se suma a otros donde el protagonista es un conductor ebrio.

El GIAT, Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico de la Guardia Civil, está recopilando sobre el terreno todo tipo de pruebas que enviará en las próximas horas al juez que instruye el caso. «¿¡Luismi’ en un accidente? Era muy cuidadoso con todo y también al volante», replica su ex entrenador, que se entera por este diario digital de la detención de otra persona como posible causante de la tragedia.

Luis Miguel era, como recuerdan los que lo conocieron, un enamorado del fútbol. «Era zaragozista hasta la médula pero también madridista», recuerda Menjón, que cuando lo tuvo en el Casablanca cadete se enfrentaron al equipo blanco. «Ese día empatamos y para él fue especial porque además del valioso empate había jugado contra uno de sus equipos favoritos», afirma uno de los ex entrenadores de ‘Luismi’.

Javier conocía mejor a su padre, Michel, con el que coincidió a finales de los años 80 en el club Giner. «Tenemos un grupo de veteranos y mantenemos contacto. Al enterarme escribí por privado a su padre; no sabía qué decirle, pero necesitaba estar ahí, que lo supiesen», afirma Galindo, todavía en ‘schok’ con esta trágica noticia.

«Michel era un cachondo en el vestuario, el que une, el que siempre está ahí, y su hijo era igual», asegura el míster del Mallén. Marcos va más allá; conoció mejor a ‘Luismi’, lo entrenó, y asegura que era el capitán ideal. «Cuando lo conocí llegó y ya estaba haciendo bromas. Yo le dije siendo la guasa que nunca sería capitán y a los dos meses era uno de mis capitanes, quizá en muchos casos el más importante, capaz de unir jugadores y cuerpo técnico, de ser un referente de trabajo y humildad», se sincera.

EL NÚMERO 2

Siempre dispuesto dentro y fuera del vestuario, a ‘Luismi’ muchos lo vivieron de compañero y rival. Ese número 2 a la espalda, en el puesto de extremo derecho, luchando cada balón. «Lo quería, no se por qué, pero siempre llevaba ese número. Era el 2 o el cuatro, no había otro», recuerda con cierta nostalgia Marcos.

Dicen que a sus 23 años sabía que su etapa futbolística no iba a alcanzar más allá de Tercera, donde llegó a militar. «Pero eso para un chaval ya es todo un logro», afirma su ex entrenador. Javier lo vio por última vez hace un mes, cuando en la eliminatoria de Copa del Rey se enfrentaron a un primera. «Aquel partido frente a Osasuna también fue un puntazo. Estuve con su padre, que no se perdía un partido y éste no iba a ser menos. Le escribí para felicitarle. Fue la última vez que supe de él», recuerda tristemente Galindo.


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Ahora toca despedirle como se merece y recordarlo como lo que era, dicen Javier y Marcos. «Se ha ido un Ángel. Yo siendo padre pienso que es el hijo que me gustaría tener», añade Marcos Menjón.