Los medios de comunicación hablan ya del rey del ‘simpa’ de Zaragoza prácticamente cada semana. La última vez que comió gratis lo hizo en el restaurante Cebrián, hace apenas dos días, y fue sancionado con una multa de 580 Euros, que nunca paga por declararse insolvente. Sin embargo, tras pasar por las manos del juez volvió a la calle y de nuevo la policía acaba de anunciar que ha vueltos a hacerlo.


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En esa hamburguesería otro comensal lo reconoció. Acudió al camarero y le dijo que era Miguel Grimal, el conocido como rey del ‘simpa’. Grimal empieza a ser demasiado conocido y reconocido, pero sin embargo nadie es capaz de parar sus andanzas. La ley no puede retenerle porque continuamente se declara insolvente y tras unos días en prisión vuelve a salir a la calle. 

Conocedor de esta situación, ha estado los tres últimos días comiendo gratis en tres restaurantes diferentes de la capital aragonesa. El primero en la calle condes de Aragón, por lo que fue detenido paso a disposición judicial y después quedó en libertad.  Al día siguiente en la hamburguesería ya citada. Fue sancionada por el juez y puesto en libertad y nada más salir del juzgado, en la calle María de Echarri volvió a comer gratis.

De nuevo detenido y puesto a disposición judicial. Ha pasado la noche en los calabozos y ya a estas horas cuando escribimos este artículo, Grimal está en libertad y probablemente comiendo gratis en algún otro restaurante o bar zaragozano. 

 

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LA HISTORIA DEL ESTAFADOR QUE NO TIENE FIN

Tras tres detenciones en tres días consecutivos es de nuevo puesto en libertad al recibir varias sanciones económicas que se niega a pagar porque dice que no puede. Una consecución de estafas que según la ley están tipificadas como leves dentro del Código Penal. La Policía Nacional empieza a mostrar con sus notas de prensa una situación que se alarga en el tiempo y de la que informan ya casi cada semana. Grimal ha pasado por el albergue municipal de Zaragoza en varias ocasiones pero no suele durar mucho tiempo. Prefiere comer y cenar gratis en la calle. 

Una situación que empieza a cansar a los hosteleros que ya piden que la ley tome medidas sancionadoras más fuertes. Mientras prácticamente todos los ciudadanos lo conocen y lo denuncian cada vez que lo ven pero a él no parece importarle. Su único interés se basa en ser comensal en cualquier mesa por supuesto no sacar nunca la cartera.