La sala Bowie, conocida antes como ‘Sala King Kong’, ha pasado de ser un local más que reconocido por su música en directo y la variedad de sus grupos a un antro que ha potenciado el consumo desmedido, sin aforos ni cumpliendo el horario, en los últimos meses de la pandemia.

Una fiesta ilegal de 92 personas en plena oleada de contagios del COVID19 ha terminado con el final que debería tener.


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En esa línea, se organizó una intervención policial hace pocos días para intervenir una fiesta ilegal celebrado en el citado local, del barrio zaragozano de San José. En ella había 92 personas que bailaban sin mascarillas, consumían bebidas alcohólicas y no había ningún criterio de aforo. Era lo más parecido a una rave antes de la pandemia.

¿Tiene alguna explicación ser un local más que aplaudido por su excelente variedad de grupos y contenido musical a ser un antro que potencia la ilegalidad? No hay una respuesta clara. Sin embargo, el cambio de dueño cuando se renombró la sala, hace pocos meses, podría haber precipitado el cambio radical de la sala ya que antes era uno de los locales más cuidadas de la ciudad.

Tras la operación policial, el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza ha incoado el primer procedimiento sancionador a la sala Bowie, al ser denunciada por celebrar las denominadas ‘fiestas COVID‘.

El expediente supondrá una multa de entre 601 y 30.000 euros, el cierre temporal del establecimiento de hasta seis meses y la pérdida de la licencia temporal para operar como cafetería o bar.

Lo que en la práctica supone su cierre puesto que la sala operaba como cafetería, a pesar de tener licencia de sala de fiestas, gracias al decreto de Urbanismo de septiembre de 2020 para posibilitar a los establecimientos de ocio nocturno obtener, de forma excepcional, el título habilitante para el ejercicio de la actividad como bares y cafeterías.


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Desde el Ayuntamiento de Zaragoza consideran que este titulo habilitante para que una sala de fiestas ejerza como cafetería se hizo para ofrecer alternativas y «paliar las graves consecuencias económicas» que sufren los establecimientos de ocio nocturno por el cierre de sus negocios por las medidas sanitarias contra la COVID-19.

En ese momento, el consejero de Urbanismo, Víctor Serrano, advirtió de que se iba a sancionar «con firmeza y en su grado máximo a aquellos irresponsables que celebren en sus locales ‘fiestas COVID’ y que pongan en riesgo la salud de todos los zaragozanos».


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Y este jueves, el consejero añadió que «no pueden pagar todos por unos pocos ni se puede manchar el buen trabajo y la responsabilidad con la que ejercen su actividad la inmensa mayoría de empresarios y autónomos del ocio nocturno que cumplen a rajatabla las normas fijadas».