La Audiencia Provincial de Teruel acaba de condenar a un hombre de 74 años a una pena de dos años de prisión y a una indemnización de 2.000 euros a una joven de 16 años por haber, según dicha sentencia, abusado sexualmente de ella.

Todo sucedió un cinco de octubre de 2019 en la vivienda particular del acusado. Según los hechos probados incluidos en la sentencia, el condenado invitó a la menor, a quien ya conocía, a un helado. Una vez en el domicilio “le dio un billete de 20 euros para que se pudiera comprar algo en la feria, que se celebraba ese día. Después le pidió que se le diese un beso, y al intentar dar un beso al acusado en la mejilla, éste volvió a la cara para tratar de darle un beso en la boca. Al tratar esta de apartarse, la agarró por los antebrazos para acercar su cuerpo, y con ánimo libidinoso, tomó su mano para posarla sobre su miembro viril, por encima de la ropa, para después tocarle el pecho diciéndole que era lo más bonito que tenía”.

El acusado preguntó a la menor si ya había tenido relaciones sexuales, “contándole que él hace mucho tiempo que no las tenía, insinuándole que por la tarde fuera a su casa para mantenerlas, a lo que la menor asintió, con el fin de poder salir de la casa”. Al salir del domicilio, llamó a una amiga y le contó lo sucedido, pidiéndole que se lo contase a sus padres, quienes acudieron a poner una denuncia al cuartel de la Guardia Civil.

OBLIGADA A IRSE

Hasta aquí la historia que el juez Fermín Hernández ha tomado en cuenta y por la que ha dictado sentencia. “A partir de aquí comienza otro calvario, el de una niña que se siente intimidada por los chicos de su edad tras denunciar a un hombre conocido y respetado en el pueblo, y tiene que abandonar a su madre”, cuenta una persona cercana al caso.

“Le decían, ¿por qué le has denunciado? ¿por qué haces esto a R.?”, explica esta misma fuente a HOY ARAGÓN. El hombre, que vive en una residencia y tiene algún problema de movilidad, tuvo en el pueblo una tienda de chucherías y es muy conocido y respetado, según algunos de los vecinos. “No han acabado de creerlo y culpan a la chica”, se sincera esta fuente cercana al hecho.

La menor acabó marchándose a Valencia con unos amigos de la familia en plena pandemia y sin poder avanzar en los estudios al encontrarse cerrados los centros educativos. “Se fue para no seguir aguantando eso y dejó a su madre sin poder ir a verla, sin su hija, que no había hecho absolutamente nada más que ser una víctima”, dice.

“Se nos llena la boca acudiendo a manifestaciones de repulsa ante situaciones de abusos sexuales y cuando llega la hora de la verdad damos la espalda”, añade. Una vez dictada la sentencia, estas fuentes cercanas a la víctima esperan que en este pueblo de Teruel sus vecinos sepan cual fue la realidad del asunto. Mientras tanto la joven, a punto de cumplir los 18 años sigue en Valencia pero con la idea de volver al pueblo. “Aquí está su madre, y la pareja de su madre; ambos trabajan en el pueblo y están muy integrados”, dicen.