El presidente de Vox, Santiago Abascal, criticó ayer a Ciudadanos por defender que el PSOE sea el partido que en el Parlamento andaluz permita un Gobierno del PP en esta comunidad autónoma, y al mismo, atacar a su partido al tildarlo de «populista«, ya que con ese «desprecio» está «poniendo en riesgo el cambio» en la Junta.

Así se pronunció el líder de Vox durante un concurrido acto político en Teruel, en donde, precisamente en relación con un posible cambio de gobierno en Andalucía, se ha preguntado si una supuesta abstención del PSOE supone su «impunidad» y el precio a pagar para que «no se levanten las alfombras ni se abran las ventanas en la Junta de Andalucía» tras las décadas de gobierno de los socialistas.


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Durante su intervención, con casi 500 personas en el auditorio y otras tantas fuera por falta de espacio, reprobó la actitud de Ciudadanos en varias ocasiones, y de hecho, tachó a esta formación de «veleta naranja» por decir ahora que había que aplicar con ellos un «cordón sanitario».

Resaltó el hecho de que Vox haya pasado de «no aparecer en las encuestas «en las elecciones en Andalucía» a tener «las llaves de la Junta«, y vaticinó que esto «será solo un pequeño susto al lado de los que están por llegar».

En este sentido dijo que concurrirán a las elecciones europeas «con la firme voluntad de ganar las elecciones en España y de ser el primer partido».

Durante el acto, que comenzó con las protestas de quienes se habían quedado fuera del salón al haberse completado el aforo con casi 500 personas, Abascal incidió en su discurso en la supresión del Estado de las Autonomías, que consideró «el mayor problema del Estado».

Ante un auditorio que lo ha recibido con gritos de «presidente» y «Viva España«, Abascal defendió que su partido ha crecido de los 4.000 a los 21.500 afiliados y ha conseguido «movilizar a los desinteresados de la política», a pesar de los ataques desde «las tribunas progres».

También incidió en la defensa de la España rural, de la caza y los toros, y en el combate a la «inmigración ilegal», porque recalcó que la «inmigración no es un derecho humano». «No nos pueden obligar a decir que las fronteras no existen«, y por ello, abogó por regular el fenómeno «en función de las necesidades de la economía nacional de los españoles».


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Estas referencias, y las que alababan la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, fueron algunas de las intervenciones más aplaudidas en su mitin.

Sin apenas menciones concretas a Cataluña, sí criticó que en dicha comunidad “persigan la lengua española” y que haya regiones que tengan privilegios frente a otras. “La coherencia nos distingue”, dijo, frente a otros partidos políticos, así como “el discurso nacional después de tantos años de egoísmo de las autonomías».