La contaminación del aire urbano ha caído en Zaragoza un 42 % durante la segunda quincena del mes de marzo, periodo que coincide con el inicio del confinamiento estipulado en el decreto de alarma del Gobierno de España para frenar la expansión del coronavirus, como recoge Ecologistas en Acción en su informe ‘Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España’.


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El estudio, elaborado a partir de mediciones oficiales en 24 ciudades del Estado, Zaragoza entre ellas, concluye que la reducción drástica del tráfico se está traduciendo «en una mejora sin precedentes» de la calidad del aire en las ciudades españolas, «muy por debajo de los límites legales e incluso las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud», a lo que también ha contribuido, señala la organización en una nota de prensa, la inestabilidad atmosférica de marzo.

Las medidas de restricción de la circulación derivadas del vigente estado de alarma han provocado entre los días 14 y 31 de marzo el desplome del dióxido de nitrógeno en las principales ciudades del Estado, como consecuencia de la caída del tráfico motorizado.

Para Zaragoza, el informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) recogidos en 7 de las 8 estaciones de la red municipal de control durante el mes de marzo de los ocho últimos años, dado que la octava estación carecería de representatividad al haber entrado en funcionamiento en 2018.


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En conjunto, son 125 estaciones de medición repartidas entre las 24 principales ciudades del Estado español, y se cotejan los valores del citado contaminante en marzo de 2020 con los diez años anteriores. En este sentido, el estudio muestra una foto fija de la calidad del aire urbano en el último mes, antes y después de la declaración del estado de alarma y las medidas de confinamiento.

Entre sus principales conclusiones, destaca que en Zaragoza se ha producido una reducción de los niveles de contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno (NO2) del 42% en promedio para toda la red, y de 55 % en la estación Centro.

Estos niveles de NO2 registrados durante el estado de alarma son, según Ecologistas en Acción, los más bajos para la segunda quincena del mes de marzo de la última década en todas las ciudades analizadas.

La organización recuerda que el dióxido de nitrógeno es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas), por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado, principal fuente en las ciudades y el principal factor que influye en la calidad del aire urbano.


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El NO2 provoca cada año en España alrededor de 7.000 muertes prematuras, señalan los ecologistas basados en datos del Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente.

La crisis de la COVID-19 demuestra, a juicio de la organización, que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son «la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades, aun teniendo en cuenta la excepcionalidad de la coyuntura extrema que estamos viviendo» y «debería marcar las políticas de movilidad urbana» cuando finalice el confinamiento.