La enfermedad del ictus se sitúa al frente de las principales causas de muerte de las mujeres en Aragón, por delante de otras patologías como el infarto de miocardio o el cáncer de pecho.


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El año pasado, los hospitales aragoneses registraron un total de 2.534 ictus, de los cuales fueron 1.335 en hombres y 1.119 en mujeres, no obstante la mortalidad fue mayor en las mujeres. Además, en esta cifra cabe recalcar el porcentaje de pacientes que fallecen antes de llegar al hospital, alrededor del 5% en infartos cerebrales y un 15 % en ictus hemorrágicos.

Asimismo, el año pasado murieron 122 mujeres y 90 hombres por ictus isquémico, una diferencia de género que también presenta los casos de hemorragia cerebral, con 66 fallecimientos en mujeres y 90 en hombres.

Esta desigualdad se debe a que esta enfermedad es más frecuente en hombres hasta los 75 años, pero a partir de entonces la tendencia se invierte. Por otro lado, la doctora ha asegurado que las secuelas son mayores en las mujeres, lo que dificulta la posibilidad de volver a la normalidad tras el ictus, y a su vez eso desemboca en una peor calidad de vida.


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Los síntomas que padece la mujer suelen ser «un poco diferentes y más atípicos» a los que sufre el hombre, como una «fatiga muy intensa, visión doble, nauseas y vómitos o un síndrome vertiginoso intenso«, y en ocasiones «no les hacen el suficiente caso como para acudir rápidamente a urgencias», ha apuntado Muñoz.

Esa tardanza hace que el paciente tenga «menos posibilidades» de recibir tratamiento inmediato como la fibrinolisis con el fin de reducir sus efectos, ha añadido.

POR QUÉ LA DIFERENCIA DE GÉNERO

Por otro lado, la diferencia de incidencia entre los hombres y las mujeres se muestra en que las hormonas sexuales femeninas y el ciclo reproductor provocan que el ictus en el sexo femenino tenga características especiales, ya que, por ejemplo, las hormonas sexuales durante la edad fértil tienen un efecto protector que queda anulado con el uso de medicaciones anticonceptivas con estrógenos.

Además, durante el embarazo se incrementa el riesgo de ictus con respecto a mujeres de la misma edad no embarazadas, sobre todo, si desarrollan diabetes gestacional o hipertensión arterial que sigue siendo un factor de riesgo para el ictus años después del embarazo.

Los factores de riesgo que pueden provocar un ictus, entre los que destaca la hipertensión arterial, aunque también ha recalcado la diabetes, las cardiopatías, dislipemia, obesidad abdominal, tabaquismo, sedentarismo, el consumo de alcohol, factores dietéticos, y también el estrés psicosocial.


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También ha explicado que Aragón cuenta con un Plan de Atención al Ictus desde 2009, y durante esta década la mortalidad por ictus isquémico ajustada a la edad ha bajado un 38 % gracias a un «mejor conocimiento por parte de la población, los factores de riesgo y los síntomas precoces, en gran parte gracias a los médicos de Atención Primaria y las asociaciones».