El nombramiento del gerundense Joan Planellas, de claro perfil independentista, como nuevo arzobispo de Tarragona, ha levantado la caja de los truenos de la Iglesia. Y de la opinión pública.


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El perfil en redes sociales del nuevo obispo tarraconense está trufado de esteladas, proclamas soberanistas o campanarios de parroquias con guiños a los políticos presos. Un hecho que ha levantado múltiples críticas entre los parroquianos o el resto de la sociedad catalana.

La división eclesiástica por controlar -mediante la ideología- las diócesis catalanas llevaba meses en boca de toda la Iglesia catalana. La posible ‘gobernanza’ del obispado de Tarragona por un obispo de corte constitucional, y no soberanista, indignó a la plataforma Volem bons bisbes catalans (Queremos buenos obispos catalanes).

Un grupúsculo de fieles que promueven por mar y aire que el soberanismo también cope todas las esferas de la vida eclesiástica. No sólo la social o política. Por ejemplo, el pasado día 23 de marzo en la primera canonización celebrada en la Catedral de Tarragona, ya avisaron de sus pretensiones xenófobas en el seno de la Iglesia.


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Durante el evento, portaron una gran pancarta en la que se leía «Ni de Barbastro ni valencians» -en referencia al obispo de Barbastro y Monzón, Ángel Pérez Pueyo, que por entonces sonaba en todas las quinielas para ser obispo de Tarragona-.