Una de las banderas del Gobierno de ZEC es la remunicipalización de los servicios públicos. Unas tesis defendidas desde el sector de la izquierda en España pero que un libro recién publicado critica por su ineficiencia y ser un nido de corrupción.

El análisis «Remunicipalización. ¿Ciudades sin futuro?» elaborado, entre otros, por el catedrático en Derecho y Ciencias Económicas Ramón Tamames, el ingeniero Ramiro Aurín y el economista Lorenzo Dávila propone una crítica a la «eficiencia» de la gestión pública de servicios municipales.

El ensayo, que fue presentado hace pocos días, nace como «una respuesta» a la «Declaración por la Gestión Pública del Agua» realizada en noviembre de 2016 por el alcalde de Zaragoza, junto a los alcaldes de Madrid, Barcelona, Valencia o A Coruña, entre otros.

En la opinión de los autores, la colaboración público-privada en la prestación de dichos servicios puede acarrear «problemas de corrupción puntuales», mientras que la gestión directa -por el sector público exclusivamente- «conlleva un riesgo potencial mayor» de que aparezcan casos de corrupción.

Además expresaron que los servicios municipales de régimen mixto «no fallan en ningún caso actualmente», sin embargo, se sustituyen por una prestación directa obedeciendo a un discurso de que «lo público es siempre mejor».

«Estamos en desacuerdo con estos planteamientos. No se trata solo de ingresar recursos por medio de las externalizaciones, sino de prestar bien los servicios. Creemos que la gestión mixta, por el contrario, ofrece soluciones más interesantes», afirmó Tamames, quien además fue uno de los firmantes de la Constitución de 1978.

En la obra, se cuestiona el proceso de remunicipalización de servicios en las principales ciudades españolas, una decisión que, en palabras de Tamames, Dávila y Aurín, responde a «criterios ideológicos» y ha desembocado en problemas de «sostenibilidad y estándares de calidad«, así como en un «mayor» coste de oportunidad.

«El crecimiento de las ciudades está sujeto a procesos de inversión. Los criterios ideológicos que impidan llegar inversiones altas pueden poner en peligro la sostenibilidad financiera de las ciudades«, añadió Dávila.

Por su parte, Aurín aseguró que la remunicipalización «va en contra» de los planes de riqueza y de creación de un valor añadido superior en el futuro inmediato, al tiempo que defendió que esta labor de sustitución requiere de «saber hacer un seguimiento» de dicha prestación de servicios.

«No tiene ningún sentido querer separar la gestión pública de la privada. Podríamos pensar que esta idea esconde un nuevo keynesianismo, pero lo que se hace es un discurso populista«, aseveró Aurín.