El pasado mes de mayo el PP obtuvo el segundo peor resultado electoral de su historia en Zaragoza. En el año 1991 fueron siete concejales y en 2019 han sido ocho.

La perdida de apoyo de los votantes no fue obstáculo para que, a través de un acuerdo con Ciudadanos y VOX realizado con mando a distancia desde Madrid, lograran darse la mano para gobernar nuestra ciudad. Unos lo hacen con protagonismo desde el escenario y otros dirigen la función entre bambalinas. Y de eso, ya han pasado cien días.


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Cien días tras los que ya podemos sacar algunas primeras conclusiones preocupantes para los zaragozanos. La primera y más importante es que ese pacto de las tres derechas -del que nada se dijo durante la campaña electoral- carece de un proyecto político propio para hacer de Zaragoza una ciudad mejor.

Tres meses después de elegido el alcalde, hemos visto muchas fotos del señor Azcón sonriente y desenfadado, pero ninguna pista sobre los planes a medio plazo de su gobierno, salvo aquello que consista en deshacer lo que anteriores alcaldes hicieron: desde devolver los nombres franquistas a nuestras calles hasta cargarse años de trabajo para cancelar el desarrollo del tranvía sin debate ni explicaciones.

«El pacto de las tres derechas carece de un proyecto político propio para hacer de Zaragoza una ciudad mejor»

Esta última decisión es la más grave tomada en materia de movilidad en varios lustros. Privará a la ciudad de dar sentido a las grandes inversiones ya realizadas e impedirá que Zaragoza tenga un sistema de movilidad sostenible como tienen todas las ciudades europeas de nuestra dimensión.

Una decisión que va directamente contra los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas para 2030. Como aquí no había un Madrid Central que eliminar, se les ocurrió que lo mejor era cargarse de un plumazo el Plan de Movilidad Sostenible. Eso sí, ya sabemos que nos van a subir el precio del billete del bus urbano.


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El alcalde y su gobierno en la sombra sólo saben mirar hacia atrás y ocuparse de esa agenda oculta de intereses que no son los de todos los zaragozanos. Si había que decir algo sobre la vivienda, nada de poner en marcha planes de emergencia para construir más viviendas de alquiler barato pensando en las familias y los jóvenes; mucho mejor aprobar grandes desarrollos de nueva construcción en el extrarradio.

Y, mientras tanto, podemos consolarnos con ese plan urgente de arreglo de calles y aceras anunciado a bombo y platillo con un presupuesto de… ¡240.000 euros! Menos de la mitad de lo que ha costado el aumento de cargos con la coalición PP-Ciudadanos.

«El alcalde y su gobierno en la sombra sólo saben mirar hacia atrás y ocuparse de esa agenda oculta de intereses que no son los de todos los zaragozanos»

Si miramos a otro tema inmediato y de gran interés ciudadano, como son las próximas fiestas del Pilar, lo que tenemos son recortes y falta de concreción, por no hablar de la nula voluntad política para dar una solución al colectivo peñista, que lleva meses pidiendo una ayuda al Ayuntamiento.

¡Ay, cómo cambian las cosas! Con los ríos de tinta que hace un año el actual alcalde y la vicealcaldesa vertieron sobre este asunto, pidiendo incluso dimisiones… 


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Y, sobre esa falta general de ideas y proyectos nuevos, el gobierno municipal nos obsequia todos los días con la cantinela de lo mal que está la economía municipal. Como si no llevaran suficientes años en el Ayuntamiento para saber cuál era la situación. Como si no se hubiera cansado de decir el señor Azcón en la campaña electoral que el Ayuntamiento estaba en la ruina. ¿Prometieron a los ciudadanos lo que sabían que sería imposible de cumplir?

La legislatura acaba de empezar y hay mucho tiempo por delante para hacer política, para trabajar por una Zaragoza mejor, más social y más próspera.

Zaragoza necesita con urgencia un amplio consenso político y social para atacar los grandes problemas de la ciudad: movilidad sostenible, lucha contra el cambio climático, vivienda de alquiler asequible, cuidado del espacio público, apoyo al tejido productivo y al ecosistema cultural y de innovación. Pero tomar decisiones unilaterales y precipitadas, no es la mejor forma de propiciarlo.

Y, sobre todo, le pedimos que se ponga a gobernar en positivo, con las luces largas, creyendo de verdad en el extraordinario potencial que tiene nuestra ciudad. Valencia acaba de ser elegida Capital Mundial del Diseño para el año 2022, lo que será un magnífico catalizador para potenciar su “economía naranja” -las industrias creativas y culturales- y relanzar su proyección internacional.

¿Cuál es el proyecto de Zaragoza?

*Pilar Alegría es portavoz del Partido Socialista (PSOE) en el Ayuntamiento de Zaragoza