La crisis sanitaria del coronavirus está aflorando momentos de tanta profundidad existencial que pocos podíamos esperar. Nadie hubiera firmado -o asegurado- que estaríamos entrando en la primavera confinados en nuestras casas en plena pandemia mientras contamos diariamente víctimas que son vecinos.

O que observamos desde nuestro balcón cómo se levanta un hospital de campaña para atender cientos de urgencias sanitarias. Era impensable que incluso la capital del país preparara una morgue para depositar a los miles de fallecidos. En España son más de 10.000 víctimas, y cada dos minutos se contabiliza una más.


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La pandemia tiene distintos epicentros que están sacudiendo la realidad de una sociedad que aún cree que está en un sueño. O que no sabe cuál será el futuro más inmediato en un oleaje de incertidumbre nunca vivido. Es una ficción convertida en realidad que cuesta entenderla como propia.

En plena tormenta siempre hay alguien que mantiene el timón firme. Que no rebla pese a las dificultades. Y en Zaragoza hay un referente para confiar en el buen hacer de toda una estructura municipal -y sus vecinos empujando- para dar la solución a la crisis.

Jorge Azcón, el alcalde de la ciudad, está demostrando una altura política -y de gestión ante la crisis- como pocos. Hasta recibe aplausos de los que nunca le votarían. Está dedicado en cuerpo y alma a solucionar lo más prioritario para la ciudad de todos.

El primer edil ha sabido dejar de lado la diferencia para construir un relato de unidad. Lo hizo desde el inicio con el presidente Javier Lambán, con el resto de líderes municipales de otros partidos y lo expresó con rotundidad en sus primeras comparecencias a la ciudadanía.

Hasta se emocionó brevemente cuando explicaba a los periodistas cómo se había habilitado un pabellón municipal para dar cobijo a las personas sin hogar. «En tiempo récord», susurró. Las circunstancias cambiantes de una crisis tan difícil son complicadas.

Sin embargo, la previsión para adelantarse a todo lo que podía llegar ha sido el mejor capital político del alcalde Jorge Azcón. El día 11 de marzo, antes de que se barruntará un posible estado de alarma en el país, el Ayuntamiento de Zaragoza presentó al epidemiologo José Luis Badiola como un fichaje para frenar al virus.

«Jorge Azcón está demostrando una altura política -y de gestión ante la crisis- como pocos. Hasta recibe aplausos de los que nunca le votarían»

Es más, hasta se preocupó por consultar a un experto con conocimientos en la política italiana para saber qué medidas estaban adoptando los ayuntamientos italianos, y así adelantarse a lo que podría ocurrir en Zaragoza.

Su equipo se sorprendió de una idea tan hábil que precipitó una serie de medidas en la ciudad que, incluso, no habían sido adoptadas por Madrid, cuando ya era el principal foco de contagio del coronavirus. Desde el inicio lo tuvo claro, mediante el consejo de Badiola: la clave para frenar al virus es el distanciamiento social. 

No dudo en tranquilizar desde Mercazaragoza a la ciudad de que hay abastecimiento suficiente cuando los supermercados estaban repletos de vecinos contagiados por una histeria poco entendible.

«Desde el inicio lo tuvo claro, mediante el consejo de Badiola: la clave para frenar al virus es el distanciamiento social»

La defensa de los más vulnerables se orquestó desde varias plataformas digitales, en colaboración con entidades privadas, para conseguir donaciones tanto de personajes reconocidos de la ciudad como anónimas o para facilitar la compra, gestiones por Internet u otras tareas diarias a quienes no pueden realizarlas.


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E incluso habilitó un encuentro virtual con periodistas, sin ningún filtro ni durante ni previo, para poder conocer su opinión sobre diversos temas de actualidad. Su gestión en redes sociales es empática, fresca y sin prestarse a descalificaciones o bulos absurdos.

No es fácil gestionar una situación tan crítica desde las administraciones, desde cualquiera de ellas. Lo importante es saber destacar lo más urgente tratando a los ciudadanos con la madurez del momento extraordinario. Y que la buena gestión esté por delante de la batalla ideológica. Está en juego casi todo.

*Álvaro Sierra es fundador y editor de HOY ARAGÓN