Zaragoza ha logrado encontrar el bien más preciado en plena pandemia. Como si de oro puro se tratase, los anuncios de las dos inversiones millonarias que el Ayuntamiento de la ciudad ha conseguido atraer hacía años que no se recordaba. Y digo bien. Estas son inversiones que no sólo son importantes sino son cruciales en plena crisis sanitaria.


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En sólo dos años de Gobierno municipal, del Partido Popular y Ciudadanos, el alcalde Jorge Azcón ha capitalizado la alfombra roja a la inversión: con la llegada de un hospital privado del Grupo Quiron con 100 millones de inversión y 700 empleos directos; y la instalación de una fábrica de material sanitario de la multinacional Becton Dickinson con 165 millones y más de 750 empleos directos.

Si esto no es oro puro en el momento sanitario más crítico de los últimos cien años, pocas cosas lo son. Pero aún hay más: Zaragoza vuelve a despertar una inquietud en los inversores y en los mercados tras años de parálisis sectaria en contra de la inversión privada por el gobierno de Pedro Santisteve y los años marcados por la postcrisis económica del 2008 que aún se agudizó con la resaca de la Expo de Zaragoza.


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¿Es esto casualidad? Evidentemente, no. Hay un cambio de paradigma en el Ayuntamiento donde es ahora el alcalde quien entrega la tarjeta de visita a todo aquel que quiera crear riqueza. La filosofía impregnada en el entorno del alcalde Jorge Azcón, desde su coordinador Ángel Gorri hasta el consejero de Urbanismo Víctor Serrano o la portavoz del gobierno María Navarro, suponen un impulso colosal en una ciudad que no quiere quedarse atrás en el ritmo que marcan Valencia, Bilbao o Málaga.

La inquietud por generar movimiento empresarial en la ciudad es tal que hasta el propio alcalde despeja su agenda en días concretos para tirar de contactos y conocer los interés empresariales que se cocinan en las grandes esferas del país. Desde compañías del Ibex 35 a fondos de inversión. Hay una alfombra para todo aquel que quiera crear negocio en Zaragoza. Como coloquialmente se dice: Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Lo que Zaragoza está sembrando sólo puede tener buen fruto. La sinergia del consistorio zaragozano con el Gobierno de Aragón del socialista Javier Lambán no debe empañarse por ver quien capitaliza mejor una inversión por intereses políticos. Nunca vi a nadie del gobierno de Jorge Azcón aprovecharse de la fotografía cuando Amazon decidió instalarse en Plaza. El mérito fue del gobierno autonómico con el aval inteligente y discreto del Ayuntamiento tras desbloquear la ampliación de los terrenos que necesitaba el gobierno autonómico.

Por lo que no resulta razonable que el Gobierno de Lambán busque su momento de gloria en la inversión de Becton Dickinson. Esto debe ser por y para el territorio sin eludir el logro de cada uno. Y que nadie se descuide que podría haber más noticias de inversiones que se inclinen por Zaragoza en pocos meses.