La unión de estaciones de Astún y Formigal, a través del valle de Canal Roya, está cada día más lejos de realizarse y sólo parece ser factible en su ejecución en la cabeza de Javier Lambán. Mientras el resto de actores políticos, desde Chunta Aragonesista al PP de Azcón, ya buscan un plan B para el Pirineo alejado de esta unión, Lambán sigue empeñado en otorgar culpas y responsabilizar de un fracaso que, de inicio, es también suyo. Sucedió tres cuartos de lo mismo con los fallidos Juegos Olímpicos, donde al final la mala estrategia del Ejecutivo aragonés durante las negociaciones no salió a relucir por las sucias artimañas del Comité Olímpico Español de Alejandro Blanco y de la Generalitat catalana. Lo segundo fue incluso noticia nacional y, por tanto, escondió el fracaso olímpico de Aragón.

La idea del proyecto que salió del cajón del gobierno de Lambán, donde se integran Podemos, Chunta Aragonesista y el Partido Aragonés, fue defendido desde el principio al unísono. Ni Maru Diaz ni José Luis Soro salieron al paso para rechazar el proyecto y, ejerciendo la coherencia, pusieron su cargo a disposición o llevaron la tensión al Consejo de Gobierno. Porque en estos tiempos donde la unión de estaciones está cerca de celebrar su funeral, convendría recordar quien por omisión dio alas a que el proyecto siguiera su cauce administrativo. El Partido Aragonés, en sus trece. Siempre han defendido la unión de estaciones y siempre la van a seguir defendiendo. En esto siempre van acorde al presidente Lambán.

Eso sí, cuando el proyecto fue aprobado por el cuatripartito y el ruido de las maquinas comenzaba a imaginarse en el valle del Aragón, los vecinos se echaron a la calle. No sólo ha sido una causa de ecologistas dogmáticos. En cada manifestación, sea cual sea, el grito era único y de gente muy variopinta: «Canal Roya no se toca». Estas voces fueron la verdadera palanca para parar el desastre que anunciaban de Canal Roya. No lo fue Lambán, ni Podemos, ni Chunta Aragonesista. La otra voz que sonó con fuerza, y que fue crucial para frenar las pretensiones políticas del PSOE de Lambán, fue la posición de la Diputación oscense de Miguel Gracia. Aquí las dos almas del PSOE chocaron y con momentos de tensión.

Mientras el grito en la calle era de rebeldía ciudadana, el socialista Miguel Gracia templó el asunto con argumentos administrativos y financieros. Esa doble vertiente quebró la pretensión del cuatripartito de Lambán. En la calle el rechazo era sin matices y en la Diputación las múltiples dudas sobre el planteamiento financiero del proyecto, que no sobre la ejecución de la unión de estaciones con otra fórmula. Esta fue la estocada final. Decía Miguel Gracia que los plazos marcados por Bruselas para ejecutar los fondos Next Generation que envía son inasumibles. Y lo asumía donde hiciera falta.

¿Y las voces de la sociedad civil a favor? Pocas o casi ninguna. Sólo 28 empresarios dentro de la asociaciones de empresarios y otra entidad de montañeros donde se conocen vínculos con Aramon. El hecho de que pocas voces apostaran por la unión de estaciones evidenció las grietas del proyecto de Lambán. Una idea que ya nace muerta y se asume que no llegará a las elecciones del 28 de mayo. Nadie da un duro por la unión de estaciones a corto plazo. El Ejecutivo de Lambán llegó tarde, con el territorio en contra, a través de unos fondos para el turismo sostenible y con el sector del PSOE oscense poniendo dudas financieras.

El fracaso en la estrategia del Gobierno aragonés ha sido tal que hasta el PP de Jorge Azcón tiene dudas de la viabilidad medioambiental de la unión de estaciones; y como contra ataque al PSOE de Lambán ha avanzado un plan de 250 millones en ochos años para revitalizar el Pirineo más allá de la nieve. Sólo queda esperar a ver quien llega al gobierno aragonés tras las elecciones y cuál es el futuro de la unión de estaciones. Entre tanto, Lambán ya descarta llevar a cabo el proyecto de la unión de estaciones de esquí en el Pirineo «en contra de la voluntad del territorio». Que no quiere decir esto que no siga creyendo en el proyecto de la unión de estaciones. Después de las elecciones del 28 de mayo se verá todo.

*Álvaro Sierra es periodista y editor jefe de HOY ARAGÓN