Señor Consejero de Servicios Públicos y Personal, y Quinto Teniente de Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Zaragoza:

Me permito la licencia de dirigirme públicamente a Usted en mi condición de zaragozano y humilde articulista.

Su nombre suele estar en los medios de comunicación con más asiduidad de la que cabría esperar incluso en una persona de tan relevante responsabilidad pública e institucional. Y más allá de situaciones desgraciadas como las de algunos accidentes acaecidos en espacios públicos de nuestra ciudad, y en torno a los cuáles sus opositores políticos cargan contra Usted por conveniencia; no podrá negar que en otras muchas ocasiones es su particular discurso el que se gana a pulso la notoriedad.

El derecho a expresarse libremente no debería ser obstáculo, óbice o valladar -como diría el genial Curro Fatás- para que su opinión fuera siempre compatible con la consideración y respeto que nos debe a todos los zaragozanos; le hayamos votado o no y pensemos igual o diferente.

Ni siquiera voy a criticar su exacerbado lenguaje y la sectaria temática de los contenidos que crea o comparte en su cuenta de Twitter. Usted quizás argumente que habla a título personal, pero su biografía en la red social reseña su condición de teniente de alcalde. Además, las conductas ejemplares que deberían tener los cargos públicos no pueden serlo a tiempo parcial ni dependiendo de dónde.

Pero lo que a criterio de muchos ciudadanos empieza a rayar en lo obsesivo es el mal trato verbal que usted está dando a la Justicia. Tanto es así que, como informa HOY ARAGÓN, ha conseguido poner de acuerdo a todas las asociaciones judiciales en el lamento y preocupación por su verborragia.

Algunos de sus calificativos hacia la Justicia son que es parcial y vergonzosa.

¿No cree Usted que su actitud resulta nada ejemplar para la ciudadanía en términos democráticos?

¿No cree Usted que su conducta es poco apropiada en términos de convivencia y respeto?

¿No cree Usted que da la sensación que la separación de poderes le resulta incómoda?

¿No cree Usted que los zaragozanos nos merecemos un teniente de alcalde más prudente?

¿No cree Usted que debería pedir disculpas a los miembros de la judicatura que ha cuestionado y a todos los zaragozanos?

Si lo hace, muchos pensaremos que ha tenido un calentón -o varios- como nos pasa a todos alguna vez. Si no lo hace, parecerá bastante claro que no piensa poner límites a su afán revolucionario en el ejercicio de su función pública; lo que sería muy lamentable.

Confío en que tenga a bien rectificar.

Y también confío en que pase pronto el tiempo hasta las próximas elecciones municipales y pueda terminar esta pesadilla.

Atentamente.