Llevamos años denunciando la patética situación del Centro de Protección Animal de Peñaflor (Cmpa). La anterior gestión del centro con Manuela García al frente resultó ser nefasta.

Su reemplazo hace un año aproximadamente nos llenó a todos de esperanza, pero esta se está tornando en una profunda decepción. 

Son más de 150 perros y gatos viviendo en unas instalaciones obsoletas que no reúnen en muchos  casos las condiciones de seguridad y salubridad exigibles a un ayuntamiento (pronto serán trasladados a la nueva perrera, cuyo diseño tampoco responde a las necesidades de estos animales …)


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Son numerosas las deficiencias heredadas del centro, pero lo ocurrido el pasado 6 de septiembre ha provocado la indignación de los voluntarios y parte de los trabajadores del CMPA.

A pesar de la proclamada ‘Ley de Sacrificio Cero’, Tinto, un cachorrete sano de menos de un año, fue eutanasiado. Osea, lo mataron. ¿Motivo?: mordió a unos trabajadores. 

En este centro se encarcelan animales abandonados, maltratados y extraviados por negligencia de sus “dueños”. Son seres que experimentan unas situaciones de estrés tan elevadas que terminan desarrollando estereotipias y dañándose incluso entre ellos.

Fue una de las voluntarias, Olga Frontera, la que se ocupó a diario de darle el cariño y la medicación que requería de su propia mano. Ante la inminente sentencia de muerte del animal, fue ella tambien la que se prestó para sacarlo en adopción y ayudarlo en un lugar tranquilo, apto para su “recuperación”.  Todos los esfuerzos de los voluntarios para salvar a Tinto fueron en vano. Hemos asistido a una muerte innecesaria.


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Y ahora viene lo más sorprendente: la dirección del CMPA  ha decidido prohibir la entrada al centro a los voluntarios. Indignante. El papel del voluntario en la perrera es importantísimo: liberamos a los perros de su encierro y les damos paseos, nos encargamos de atender a los posibles adoptantes, hacemos los seguimientos de las adopciones, incluso nos encargamos en muchos casos de la compra de la leche para los lactantes que están en casas de acogida (dinero que, a menudo sale de nuestros bolsillos y se nos niega el reembolso).

Parece evidente que la crítica y el trabajo comprometido de los voluntarios del CMPA “molesta” a la dirección del centro. Sabemos que hay más animales desesperados y con miedo, como Tinto, en el punto de mira.

El anterior equipo de gobierno en el ayuntamiento ZEC fue una gran desilusión. Solo esperamos que la confianza depositada en esta nueva corporación de sus frutos.


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El pasado día 19 de septiembre unas voluntarias del CES y del CMPA se reunieron con el consejero de Participación Ciudadana. Exigimos dos cosas: la inmediata revocación de la prohibición de los voluntarios, por una parte. Y por otra, la voluntad de sentarnos las distintas partes implicadas en la Protección Animal para dar una respuesta multidisciplinar a las numerosas deficiencias de este departamento.

¡Nuestros animales, los animales del ayuntamiento de Zaragoza, no pueden esperar!

*Beatriz Casorrán Torres es voluntaria del Centro Municipal de Protección Animal