Esta crisis ha dañado nuestra salud y bienestar, ha afectado gravemente a la economía y nos ha traído un extenso periodo de incertidumbre sobre el futuro. Esto no sólo se traduce en que muchas personas estén sufriendo, sino que también está afectando a sus relaciones más importantes, comprometidas e íntimas: la pareja. Una encuesta encontró que el 69% de los empleados ha identificado la pandemia actual como el momento más estresante de su carrera ¿cómo no va a afectar el estrés y la incertidumbre en nuestras relaciones personales?

Existe una escasa literatura sobre el impacto del COVID-19 en las relaciones amorosas en nuestro país, pero un estudio llevado a cabo durante este último año ha revelado que el 25,8% de las parejas en nuestro país se han visto afectadas negativamente por los efectos de la pandemia. La forma en que una pareja puede lidiar con todos estos acontecimientos dependerá tanto de los recursos externos como de su capacidad para hablar de manera segura sobre temas importantes, apoyarse emocionalmente y trabajar juntos como equipo.

En todas las relaciones existen conflictos y exceso de emociones negativas, por lo tanto, los problemas en las relaciones íntimas afectan a todos por igual en un momento u otro. Mantener una relación altamente conflictiva es agotador y hace que ambos miembros de la pareja se sientan desgraciados y solos. Esto se asocia a crecientes índices de depresión, ansiedad y drogodependencia.

A su vez, los niños de hogares muy conflictivos tienen altas probabilidades de sufrir trastornos en el futuro. Creo que es de vital importancia dotar de conocimientos y herramientas a la población, donde proporcionemos ideas razonables y aplicables, así como ejercicios prácticos,  para ayudar a  cualquiera a disminuir los conflictos destructivos y encontrar más paz e intimidad en sus relaciones.

En terapia, es fundamental abordar a la pareja a través de la atención plena (mindfulness), la regulación de las emociones, la comunicación precisa y la validación en un conjunto coherente. Hay que integrar dos estrategias: la aceptación y el cambio. Esto ayuda a validarse mutuamente con mayor frecuencia y en mayor grado. Hay que promover la aceptación de uno mismo y de su pareja, ser plenamente consciente de sí y del otro, y adoptar una actitud más validadora.

También hay que centrarse en el cambio, como el de reducir la invalidación y las respuestas negativas que se da a uno mismo y a su pareja, al tiempo que aumenta la autorregulación de su propia emoción, mejorando su capacidad para expresarse con precisión y adquirir las habilidades necesarias para manejar los problemas de un modo más eficiente. La atención plena nos va a ayudar a aliviar el sufrimiento a través de la comprensión. Hay que adquirir el compromiso de autocontrolarse.

Todo el mundo sabe que, minutos u horas después de una desagradable pelea, lo que dijimos empeoró las cosas y obtuvimos menos de lo que pretendíamos. Sin embargo, lo hicimos. Pero después, cuando se pasa la agitación, se instala la culpabilidad, el remordimiento, el arrepentimiento, el sufrimiento y la pena. Tal vez seamos capaces de disculparnos y dar la vuelta a la situación, pero es probable que la misma situación se repita una y otra vez.

Las emociones son mucho más complicadas de lo que la mayoría de la gente cree. Uno de nuestros mayores problemas es aprender a manejar nuestras emociones de forma eficaz. Determinadas respuestas, como la comprensión y la validación de nuestra experiencia, alivian nuestros raídos bordes emocionales, pero otras, como criticar e invalidar nuestras experiencias, son como sal en una herida abierta.

Pero la pregunta es, ¿cómo podemos aprender a detener los antiguos patrones de entrar en conflictos destructivos y aprender a hablar y escuchar de una forma que conduzca a comprender, validar, negociar e intimar? He aquí seis pasos básicos:

1. Dese cuenta de cómo el tono de su voz afecta al tono de la voz de la persona con la que habla.

2. Cambie su tono de voz y compruebe cómo cambia el tono de voz del interlocutor (puede que tenga que manifestar el cambio varias veces antes de que la otra persona se adapte a su tono).

3. Cuando su nivel de agitación emocional sea bajo, percátese de lo mucho que quiere a su pareja, su compromiso con su relación y las cosas que ambos quieren de la relación, como compañía, amistad, apoyo y comprensión.

4. Advierta que ambos están en el mismo barco, para navegar o para hundirse juntos. Recuérdese a sí mismo cada día que está conectado con su pareja: “tu felicidad es mi felicidad y tu infelicidad también es la mía”. Cuando atiendo tus necesidades, también estoy atendiendo las mías. Cuando te trato con amor y cariño, también estoy cuidando de mí mismo”.

5. Dése cuenta de cómo su estado de humor afecta a los que le rodean y viceversa.

6. Antes de decir cualquier cosa a su pareja, incluso en una situación simple y no conflictiva, pregúntese: “¿va a mejorar esto las cosas o a empeorarlas?”. O, si lo prefiere, pregúntese: “¿va a esto a facilitar lo que quiero obtener a largo plazo?”. Practique el formularse estas preguntas tantas veces como pueda, incluso varias veces al día. Dese cuenta de lo mucho que le refuerza el ser capaz de elegir cómo actuar en lugar de simplemente reaccionar.

*Leticia M. Val es Psicoterapeuta Mindfulness