Los trastornos de ansiedad han aumentado un 19,6% en nuestro país, y esto se traduce en que 1 de cada 5 españoles presentan ansiedad severa. Las diferencias más significativas se encuentran relacionadas con el género (más en mujeres que en hombres) y la edad (mayor en jóvenes de 18 a 24 años), el historial previo de problemas de salud mental, vivir con niños, personas expuestas al virus, así como el aumento de consumo de sustancias durante el confinamiento. Parece que la ansiedad también era más probable cuanto más temor general producía la pandemia y sus consecuencias económicas. Esto es una tendencia mundial, ya que en el resto del mundo se han encontrado resultados estadísticos similares, a excepción de Wuhan, que se sitúa como “cabeza de cartel” con un aumento del 32,7%.

Antes de esta, nuestra pandemia, los niveles de ansiedad en la población española ya eran muy elevados pero esta crisis sanitaria no ha hecho más que acelerar el proceso y adelantar una muerte anunciada. La de dar la espalda a la salud mental. Abramos los ojos y hagámonos responsables de nuestra salud, sólo si estamos bien podrán salir cosas buenas de nosotros. Debemos dejar de sufrir y aprender a hacer nuestras vidas más llevaderas. Más felices.

Estas son 4 propuestas basadas en las Terapias de 3ª Generación para ayudaros a reducir vuestra ansiedad y aumentar el bienestar:

1.Haz bien tu presente

– La buena noticia es que tenemos memoria, y esto nos ayuda a recordar nuestra experiencia. La mala, es que esto hace que se active nuestra imaginación, y si pierdes el control sobre ésta y acabas olvidando la diferencia entre imaginación y realidad (qué es futuro, qué es presente y qué es pasado), entonces tu mente se convertirá en tu peor enemigo.

– Todavía sufrimos lo que vivimos hace 10 años, y no contentos con eso, ya estamos sufriendo sobre lo que creemos que va a pasar en el futuro. Esto sólo falta de control. Falta de control sobre nuestra memoria y nuestra imaginación.

– No te preocupes por tu futuro, si haces bien tu presente, el futuro florecerá naturalmente. Sólo podemos actuar sobre lo que está sucediendo en este momento, por lo que el futuro o el pasado debe de dejar de preocuparnos. No puedes cambiar nada de la vida en tu mente. Puedes pensar sobre lo que hay que cambiar, pero no puedes hacer nada. No quiero decir que no pensemos en el futuro, de hecho si no lo hacemos, tarde o temprano la vida nos dará un golpe, lo que no podemos hacer es vivir ahí. Responsabilízate sólo de tu presente.

2. Sal a la naturaleza.

Estamos demasiado absortos en nuestro propio pensamiento y emociones. Pasamos demasiado tiempo en las redes sociales. Tenemos que deshacernos de nuestro teléfono móvil por un rato y salir a la naturaleza. Si no es posible todos los días, al menos una vez a la semana. Sólo piérdete en la naturaleza, observa, camina, siéntate. Sin ningún fin salvo el de mimetizarte con ella.

Si prestas la atención suficiente, verás que los sentimientos de dicha comenzarán a aparecer por cada pequeña cosa que veas, y tu pensamiento y emoción se sincronizarán con el entorno.

Si no abres tus ojos a la creación, sólo te importará tu basura mental, y cuando tu pensamiento y emoción se vuelven más importantes que la creación en sí, eso es que te has convertido en una tragedia perceptiva.

3. No te tomes la vida tan enserio.

-Hacemos un drama por todo, somos excesivamente reactivos ante cualquier estímulo y no nos damos cuenta de que casi nada tiene importancia. De verdad, nada es tan grave. Incluso si bajan los extraterrestres a la tierra, no pasa nada. Sólo acéptalo.

– Te vuelves serio porque te crees demasiado importante, aunque nuestra vida sea minúscula en comparación con los miles de años que lleva la tierra. Si habláramos con un físico nos diría que incluso el planeta tierra sólo es una pequeña mota en este enorme cosmos. Así que imagínate la importancia real que tiene que discrepes, por ejemplo, con tu pareja. Si te tomas demasiado enserio a ti mismo, te estás convirtiendo en una broma. Piénsalo.

4. La vida es corta.

– Es una vida tan breve que tienes que hacer lo que realmente te importa, sino no valdrá la pena. Debes involucrarte y esforzarte cada día por crear lo que amas, y hacerlo por encima del dinero o el estatus. Inténtalo. Tu vida misma vale la pena. Es lo más valioso. Porque sólo respirar y existir es un fenómeno. No hay fenómeno más grande que la vida. Si esto no vale la pena, ¿entonces qué?

*Leticia M. Val es Psicoterapeuta Mindfulness